De Mesías, caudillos, profetas, apóstoles e influencers
Desde el aislamiento físico, en el que nos encontramos desde hace poco más de un año por efectos de Covid-19, participamos mucho más en el espacio virtual: clases, trabajo, celebraciones de cumpleaños, aniversarios y también de servicios religiosos. Posiblemente para un congregante nunca antes fue más sencillo “ir a la iglesia”. Las ofertas se multiplican. Libres de la limitante del cuerpo, es posible estar “en espíritu” con otros, aunque sea en otras congregaciones. Ahora es posible elegir la congregación y servicio más conveniente acorde a los intereses particulares: mejor multimedia, mejor música, determinado predicador o cierta iglesia en particular. El creyente corre el riesgo de convertirse en mero espectador que consume material religioso. Y las iglesias, en su afán de no perder membrecía o aumentar sus seguidores, corren riesgo de convertirse en simples marcas, los líderes y pastores en vendedor o influencer. El acceso a Internet, la infraestructura básica para las transmisi