Mi nombre es...
No preguntes mi nombre y escucha:
Soy quien se pasea por las calles oscuras de tu ciudad, el que ve al hombre que se esconde bajo los periódicos del frío, el que espera que alguien mas atienda al niño, proteja a su madre, seque lágrimas y se siente con los jueeces sin torcer el derecho; quien se alegra en la balanza justa y en la medida honrada, el que colabora con el honesto y se alegra en el íntegro. Soy un ingenuo a tus ojos que se enternece cuando ve a la madre jugar con su hijo y al hombre ganarse su salario onestamente mientras tala rascacielos de corrupción. Soy un loco a tus ojos, que susurra palabras de esperanza sin cansarse porque aún cree que ésta todavía exíste y puede anidar en el corazón del ser humano. ¿Sabes? Yo no me canso. Cuento con tiempo y mensajeros para enviar paz.
Ven y caminemos por nuevos rumbos mientras me escuchas hablar, porque haz dictado sentencia contra mí in llamar a testigos ni dejarme hablar, ignorante que t í mismo te condenas.
Cuéntame de tu hogar, rodeado de lujos y ahogado en soledad, de tus éxitos que duran lo mismo que un aplauso.
Platícame también de ese lugar secreto a donde fuiste a olvidar tu responsabilidad y el motivo por el cual olvidaste el color de la primavera en la pradera, el olor a hierba fresca y el perfume del rosal. Acompañame a volver a escuchar al viento silvar por las copas de los pinos y al gavilán cantar.
¿Por qué dices que no estoy cerca? Si ni siquiera quieres ver, ¿Por qué dices que no siento? Si apenas y dejo de llorar. Conozco tu carrera y tu pesar, reconozco lo pesado que se hace caminar cuesta arriba la calle empedrada, cargando deudas que tardarás en saldar y vacíos de esperanza que ni licor, mujer ni drogra podrán llenar.
Sacia tu hambre de poder y limpia de tu boca la sangre de los inocentes que orpimes.
Sentémonos a tu mesa, convídame con tu natural bondad de la olla de frijoles bien avidos que permanece en las brasas y de la tortilla que tu mujer acaba de rescatar del comal.
Responde: ¿Cuándo me volví aborrecoble a tu mirada y cuándo olvidaste la dirección de mi hogar? Si tan sólo búscarás en donde se puede buscar, encontrarías la vida en mi mirada.
Soy quien se pasea por las calles oscuras de tu ciudad, el que ve al hombre que se esconde bajo los periódicos del frío, el que espera que alguien mas atienda al niño, proteja a su madre, seque lágrimas y se siente con los jueeces sin torcer el derecho; quien se alegra en la balanza justa y en la medida honrada, el que colabora con el honesto y se alegra en el íntegro. Soy un ingenuo a tus ojos que se enternece cuando ve a la madre jugar con su hijo y al hombre ganarse su salario onestamente mientras tala rascacielos de corrupción. Soy un loco a tus ojos, que susurra palabras de esperanza sin cansarse porque aún cree que ésta todavía exíste y puede anidar en el corazón del ser humano. ¿Sabes? Yo no me canso. Cuento con tiempo y mensajeros para enviar paz.
Ven y caminemos por nuevos rumbos mientras me escuchas hablar, porque haz dictado sentencia contra mí in llamar a testigos ni dejarme hablar, ignorante que t í mismo te condenas.
Cuéntame de tu hogar, rodeado de lujos y ahogado en soledad, de tus éxitos que duran lo mismo que un aplauso.
Platícame también de ese lugar secreto a donde fuiste a olvidar tu responsabilidad y el motivo por el cual olvidaste el color de la primavera en la pradera, el olor a hierba fresca y el perfume del rosal. Acompañame a volver a escuchar al viento silvar por las copas de los pinos y al gavilán cantar.
¿Por qué dices que no estoy cerca? Si ni siquiera quieres ver, ¿Por qué dices que no siento? Si apenas y dejo de llorar. Conozco tu carrera y tu pesar, reconozco lo pesado que se hace caminar cuesta arriba la calle empedrada, cargando deudas que tardarás en saldar y vacíos de esperanza que ni licor, mujer ni drogra podrán llenar.
Sacia tu hambre de poder y limpia de tu boca la sangre de los inocentes que orpimes.
Sentémonos a tu mesa, convídame con tu natural bondad de la olla de frijoles bien avidos que permanece en las brasas y de la tortilla que tu mujer acaba de rescatar del comal.
Responde: ¿Cuándo me volví aborrecoble a tu mirada y cuándo olvidaste la dirección de mi hogar? Si tan sólo búscarás en donde se puede buscar, encontrarías la vida en mi mirada.
Comentarios
Publicar un comentario