Un recuerdo del texto

Hace tiempo que no volvía a leer mis cuentos, ni les metía mano a mis novelas inconclusas, que leía y volvía a leer sólo para imaginarme los dos siguientes enunciados. El semestre en la uni detiene todo, me refiero a todo lo que hay en la carpeta donde guardo todos esos archivos en mi compu, porque todo que hay fuera de ella continua cambiando, incluso yo. Por estos días son los finales del semestre, una fecha esperada porque anteceden a las vacaciones, pero al mismo tiempo insoportable, porque cuestan desvelos y destiempos.

Además, aunque quisiera sentirme irresponsable y dejar las tareas por jugar con las palabas, no puedo, es decir, creo que hay tiempos en los que se necesita caminar, pasar tiempos a solas y compartirlos con el que da vida y con alguien especial, comer, entablar ricas conversaciones, soñar, conocer personas, resolver problemas, manejar cansado por las noches después de dejar en su casa a mi mejor amiga y a mi mejor amigo, leer a interesantes personas, escribir sobre sus ideas, oler nuevas comidas, probarlas, ver nuevos rostros y sentir nuevas y viejas emociones. Estos tiempos son los más, los más divertidos, los más vivos, los que se pueden capturar en la memoria, en una fotografía y los que se pueden evocar precisamente en otras conversaciones, en un café con una persona especial y haciendo nuevos amigos, después de una rica cena y al final de un día de universidad. Todos ellos nos suman experiencias, días, recuerdos, se convierten en el bagaje con que se llenan los almacenes de la imaginación y son, precisamente ellos, la materia para construir tiempos, interpretaciones, representaciones, cuentos, versos y dan la posibilidad de continuar mis novelas estancadas.

Asimismo creo que hay tiempos en los que a razón de todo lo anterior, se puede sentar y escribir, continuar mis novelas, pulir mis cuentos, escribir nuevos y componer nuevos versos, es decir, hacer algo más que tareas, reportes de lecturas, ensayos, transcripciones de historia oral, estudios, pequeñas o largas entradas para mi blog y nuestros blogs. Esos tiempos son raros, extraños, los he tenido en las noches de silencio, cuando la televisión se apaga y hay de fondo música ligera, también han ocurrido en la calle, recuerdo uno, cuando manejaba de regreso a casa, ahí compuse una parte de un poema, que tuve que repartir en voz alta para que no se me olvidará y escribir en cuanto llegue a casa, donde lo terminé y conservo todavía en privado.

No obstante, hoy en acto de irresponsabilidad dejé a un lado el ensayo final para volver a mis textos -o lo que yo considero como tal y que puedo leer en el monitor de la computadora, justamente lo mismo que tú harás a leer precisamente esta entrada-, los encontré frescos, eso significa que tengo ánimos para terminarlos y no dejarlos en el olvido, donde aparentemente están ahora. Aunque ahora, al mismo tiempo que deseo continuar mis cuentos y demás, pienso en algo que se llama tesis, una palabra pequeña pero que significa tanto. La tesis es algo ahora que deseo iniciar y terminar. Sólo que pues, como el proceso de investigación es pantanoso, como lo digo yo, en mi corta experiencia de estudiante de historia y suspirante a historiador, que tal vez no tenga derecho a plasmar. Algo es cierto en las palabras de mis dicen mis maestros, no mis profesores, mis maestras (porque curiosa y afortunadamente, dos mujeres han influido en mi formación, esa que los que saben de letras suelen llamar “académica”) y mis maestros: “la investigación no es línea, como bien puede ir, como bien puede regresar”. En fin, inicio, junto con mis amigos, esa nueva aventura.

En fin, -“en fin” es una de mis frases favoritas, porque considero que afirma la conversación que tengo en ese momento y construyo un puente que termina en otra con la misma persona-, lo interesante es que ahora me doy una escapada de mis responsabilidades, pero alguien díganme ¿Quién no lo ha hechos cuando necesita estar tranquilo antes de iniciar un trabajo que demanda precisión? Lo hago con el fin de soñar y planear, para imaginar cuándo y cómo retomo mis historias, cómo continúo en el proceso de investigación, cómo accionaré mis decisiones, dónde disfrutaré nuevas conversaciones y sobre todo, pensando en nuevas temas que deseo investigar por gusto propio: ¿Cómo escribir historia y hacer novela al mismo tiempo? Vaya preocupación la mía, creo que la vena de literato me sangra cuando estoy a punto de terminar mi formación universitaria en historia.

Con esto terminaré o buscaré la forma de hacer o intentar hacer eso que metodológicamente llamamos conclusión, tengo mis dudas sobre mi trabajo de estudiante, o mejor dicho, en los temas y en la forma de escribir, en fin, mañana habrá se madurarán las dudas e iniciará la tarea de responderlas. Me emociona saber cómo terminarán. Me emociona saber que muchas cosas pueden cambiar. Por lo pronto, hoy pasaré haciendo tareas, antes llamaré por teléfono a Ale, después leeré y me prepararé otro café.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Navidad y los universitarios cristianos

¿Por qué soy cristiano? De John Stott

Sobre testimonios, testirollos y tristemonios