Se me hace que ni al mundial vamos...

El 2010 no espera nada bueno a México, qué esperamos, qué somos, a doscientos años del inicio de una independencia que todavía no se consuma; a cien años de una revolución que todavía no puede cambiar las estructuras y hacer revolución. Nuestra historia es una de intentos y fracasos, de honrosos pasajes, pequeños destellos de una grandeza prometida e incumplida; es una existencia desangrada en busca de supervivencia. Somos "algo" que continúa dándose, aún incompleto, que nos demanda de nuestro tiempo y esfuerzos por seguir dándole forma y cansarnos hacíendolo. No hay peor condena para los pueblos que no hacerse responsable de su historia, las consecuencias las tendrán cuando no se reconozcan en el espejo y terminen siendo unos extraños a sí mismos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Navidad y los universitarios cristianos

¿Por qué soy cristiano? De John Stott

Sobre testimonios, testirollos y tristemonios