Envuelto por vos

Entretenido entre letras y con palabras, alentado en las palabras, con la Palabra que es acción y desde el principio, el Logos hecho carne. Hablas y escucho, mi oído se deleita en tu instrucción y mi alma encuentra paz con tu correción, porque desaría la vida, resignifica la cotidianidad, lo mismo das esperanza con tu voz que insertidumbre con tu silencio.
Entre poetas de versos secos y cantados, con la melodía de la guitarra o el suave peculiar sonido de su voz, entre un Sabines acompañado de un Drexler, comiendo con un señor Guerra y bebiendo una copa con Serrat o Delgadillo, iniciando una de esas buenas conversaciones con Pacheco o Mistral, así paso este día frente al mar, sentado sin nada en mi mente que no seas tú. Esperando puntual tu cita, tu abrazo, tu caricia, tu promesa de volvernos a encontrar en un lugar extraño y cotidiano. El día transcurre entre la experiencia hecha poesía, con la sensibilidad a flor de piel, con la canción que hace llorar, con las noticias que dejan ese amargo sabor de injusticia en la boca, con la ternura de los amigos, con tus desafios (otra vez), con tus planes a punto de hervor, con nuestras citas pendientes y las conversaciones vía Internet.
No cabe duda que siempre encuentras una oportunidad para encontrarme y me mandas a buscar al otro en esta soledad informática, no cabe duda, siempre otorgas el momento para descansar y descubrir en el seno de ti mismo el descanso leyendo sobre el descanso. Gran maestro eres Dios vivo, tus lecciones y parábolas equilibran la vida, la teoría y la práctica. Yo callo, sentado escucho como platicas la historia.

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