Los libros, ideas y experiencias....

El título es definitivamente muy pomposo para el contenido, así lo pienso, quizá alguno de ustedes me podrá desmentir, no lo sé, ocurrirá como la mayoría de las veces, guardarán silencio...
Pero ahora que "me dedico enseñar a enseñar historia" a adolescentes no puedo dejar de pensar que la teoría se reajusta a la práctica, incluso llego a pensar que comprendo mejor algunos detalles de mis clases de teoría en la universidad. Pareciera que regresé del mundo de las ideas como quien se despierta un buen día de un plácido sueño, la verdad, tenía razón aquel doctor español que Pedro y yo conocimos y admiramos en Ciudad Juárez hace ya dos años: "Los historiadores somos un pequeño tornillito en la maquinaria", recuerdo con suma lucidez sus palabras en su natal acento.
¿Qué es la historia para un estudiante en secundaria? ¡Fechas! ¿Qué es lo más importante para dedicarme a enseñar? ¿Cómo hacerlo? ¿Qué espero? Pregunta tras pregunta me martilla la mente como gota de agua tic, tac, tic, tac, pof...
La historia para ellos es el cine, prefieren las interpretaciones del pasado que la lectura... pero con algunos libros ¡Quién no!
Tal vez -y digo tal vez porque mi intento es liberarme de las competencias de los programas de estudio por lo menos en este momento para expresarme sin el cinturón de las reglas-rellenar el vacío entre pasado-presente sea lo más significativo, el reconocer la dependencia de nuestro hoy a partir de cambios continuos en el ayer... puff, algo todavía más complejo...
Me resisto a transmitir información, prefieron la vía de la comprensión, jugar a armar el rompecabezas, a ser detectives, a consultar la evidencia, a ver, imaginar, a inventar respuestas, a aprender a enseñar.... porque después de todo, al final de cada clase soy yo el que aprende un poco más de este hoy al cual cada vez menos tendemos a entender desde sus lugar social, aprendo más sobre los sueños que les tienen permitido soñar, las limitantes que enfrentan, las que no ven, las que creen que lo son... aprendo que tienen capacidad y el mayor logro es cuando ellos saben que pueden usarla, entonces sonrien por un momento, pero después distraídos regresan a su asiento, a jugar con el compañero, a interrumpir, a levantarse, pedir salir al baño... pero no importa, la luz de ese destello brilló como las estrellas en la noche...
Ya sé que podrán decir mil cosas, pero las acepto con gusto, después de todo, en esta semana hablé con la Fufa y me dio un buen consejo: "esto es por vocación y no hay que perder la ilusión"...
"ilusión"... palabra tan interesante... para describir la tarea de un profesor...

Comentarios

  1. Sí, el título es muy pomposo para el contenido; debiste llamar esto de otra forma... no sé, "sueños y realidades de un profesor de secundaria"; o "¿por qué no puedo enseñar historia?"; o "No entiendo porque no entienden", o una cosa así... [este comentario lo hago para que ya no te quejes del silencio de tus lectores!]

    Ya en serio, aunque no estoy enseñando historia, sí estoy enseñando Biblia a adolescentes y creo que pasa algo parecido: prefieren las interpretaciones de otros, o a veces ni se dan cuenta que son de otros... recitan lo que les han enseñado en casa, en el templo, en alguna canción cristiano-popera... Pero es maravilloso cuando por un momento, sólo un momento enfocan sus ojos y su atención en el texto, buscan, husmean, preguntan, descubren... ¡por esos 5 minutos valen la pena las dos horas de preparación del estudio!

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