Un lugar de esperanza
Ayer pasó frente a mí el destino, cual niño perdido llevado de la mano por la duda, su nodriza más estricta, y ni en él ni su andar hallé tu brillar; lo vi tan frágil, tan ingenuo e inocente a tal grado que desconfié de él y su paso. De seguirle me perdiera a mí mismo y moriría sin encontrarte, sin probar un instante que sepa a nosotros. Dios que extenderás cielos nuevos, la promesa de justicia es un sueño de esperanza entre las tormentas de la caída y el cansancio del camino… aquí hay un desierto que necesita tu agua… un silencio que espera tus palabras… una creación que aguarda tu redención… un pueblo que te espera… una historia a la espera de ser juzgada…
Un sueño de esperanza, que se hará realidad... ¡Ven, sí, Señor Jesús!
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