Una miradita al espejo...
Aprendí el lenguaje de la serpiente,
el rostro de piedra indígena,
mi abuela,
a aplicar mis manos al trabajo como mi padre,
que los detalles siempre son importantes,
según mi madre.
Y del Nazareno amor y compasión,
en una palabra: perdón
y saber que es necesario también darlo.
De mis maestros a leer y escribir el tiempo,
de los amigos a escuchar
y de todos los libros a valorar las ideas.
Feui un niño feliz,
un adolescente inquieto y soñador,
enamoradizo.
Me formé entre amigos, buenos recuerdos,
muchos perros, trabajos, sábados en el parque
domingos en la iglesia,
las mesas de los sobreruedas en las calles
los martes y jueves de regreso de la escuela.
"No hay nada que no haya quedado fuera del control",
me dijo Jesús cuando me abrazó.
Por eso ahora vivo y aquí estoy,
por él,
por conocerle.
Me gusta caminar,
sigo soñando,
escribiendo...
... andando,
pues el acto de la escritura es sencillamente eso,
dejar huellas de nuestra existencia...
el rostro de piedra indígena,
mi abuela,
a aplicar mis manos al trabajo como mi padre,
que los detalles siempre son importantes,
según mi madre.
Y del Nazareno amor y compasión,
en una palabra: perdón
y saber que es necesario también darlo.
De mis maestros a leer y escribir el tiempo,
de los amigos a escuchar
y de todos los libros a valorar las ideas.
Feui un niño feliz,
un adolescente inquieto y soñador,
enamoradizo.
Me formé entre amigos, buenos recuerdos,
muchos perros, trabajos, sábados en el parque
domingos en la iglesia,
las mesas de los sobreruedas en las calles
los martes y jueves de regreso de la escuela.
"No hay nada que no haya quedado fuera del control",
me dijo Jesús cuando me abrazó.
Por eso ahora vivo y aquí estoy,
por él,
por conocerle.
Me gusta caminar,
sigo soñando,
escribiendo...
... andando,
pues el acto de la escritura es sencillamente eso,
dejar huellas de nuestra existencia...
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