Sólo después de las diez y cuarto...
...se besan en la calle, en esa esquina del mundo organizado, la orilla del río interminable de motores, luces y almas. Ahí, donde juntos recrean el paraíso y hacen, con su amor deshinibido y lleno de pasión adolescente, la más bella y simbólica de las apropiaciones del espacio. No son ellos parte de la escena pública urbana nocturna, ¡No! somos nosotros, los que por el milagro del amor, hemos sido interiorizados por ellos para formar parte de su intimidad más profundad, aquella donde se aman y que existe materialmente en el pequeño hueco de espacio que queda entre sus labios cuando se encuentran sedientos los unos por los otros...
me gustó...traes un poeta dentro!
ResponderEliminaryo creo que me lo comí completo, por eso a de ser la panza!
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