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Me pregunto por ti,
pienso en ti.
En tu sonrisa y mirada,
en lo hermoso que ambas te sientan,
en las múltiples de tus tareas,
en la belleza de tus manos trabajando,
en tu pasión por Dios.
Aún lejos estas consumiéndome irremediablemente el tiempo,
¿Lo sabías?
Y yo,
para sobrevivir,
abono a diario a mi cuenta minutos
pensando en ti



 
Pero me encuentro de repente con la realidad,
con la nuestra, esa en la que tú estás allá y yo aquí, 
en este punto inmóvil, lejano,
a la espera de una señal para avanzar.

Aquí,
donde huele a soledad,
Solo,
absolutamente lleno de nada.
Desesperadamente vacío de ti,
a la espera confiada de ti.
19 de mayo de 2011

Comentarios

  1. Anda! Gracias por compartirlo; veo que lo dejaste guardado algunos meses, jeje...

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