Árboles plantados
Dentro de la
cafetería de la universidad el olor a comida perfuma las conversaciones, hay un
eco que toma todas las pláticas, entreteje las voces y las regresa fusionada en
un singular barullo. No obstante los vecinos comparten sus charlas conscientes
que los secretos de un extraño no despiertan curiosidad. Aquí estoy también yo,
comiendo y masticando los recuerdos. Preguntando al Señor ¿por quiénes y qué
debo orar hoy? No hay más respuesta que la conversación de los universitarios
de la banca de atrás. Me entristezco al escuchar las sonrisas satisfechas al
contar el resultado de sus borracheras, lo mal que quedaron, las gestas “heroicas”
que realizaron sin consciencia para regresar a casa. No hay más. Sonrisas.
Evidentemente estas conversaciones no las tendré con un estudiante del
movimiento, pero hay conversadores con esas historias dentro. ¿Quién escucha? ¿Por
qué las dicen? Arrepentimiento u orgullo.
Abro la
escritura y me encuentra el Salmo 1, no puedo de dejar pensar en el contraste,
el hombre o mujer que persevera en la Palabra del Señor y el pecador que es
como paja.
Después se
me ocurre una idea, transcribir el salmo:
Dichos los estudiantes que no siguen los consejos
de los malvados, los que no imitan su ejemplo ni se relacionan con ellos para
hacer maldades que desagradan al Señor o para asentir a los que las practican,
sino que en la Palabra del Señor se alegran en todo tiempo, en su casa y dentro
de la escuela. Ellos tendrán un testimonio firme de su fe porque aman y
cultivan una relación con su Señor Jesús, de tal forma que darán fruto. Les irá
bien y disfrutarán todo cuanto hagan. Pero en cambio la vida de los malvados será efímera y sus
obras no perdurarán. En el juicio del Señor no tendrán socorro. Porque el Señor
cuida el camino de los justos, pero la senda de los malos lleva a la perdición.
Me pregunto, ¿Queremos estudiantes que
se aparten de los malvados? ¡No! Sino que tengan un testimonio firme de su fe en Cristo, ¿Qué sean luz? Oro para
que vivan estilos de vida que testifiquen de Jesús y haya en la universidad un gran bosque.
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