Respuesta a "En Su Palabra..."
Amada amiga:
Gracias por tu segunda carta, fue
un regalo lindo y esperado. No me cabe
duda, tu tiempo en el EFO está siendo de gran refrigerio, y pensar el poco “animo”
demostrado hasta los últimos días antes de iniciar el viaje. Definitivamente
Dios nos encuentra en cada una de las citas previamente por él agendadas. Mi oración
por ti es para que el Padre continúe haciendo la buena obra iniciada en ti.
El
regreso será interesante según comentas, el reordenamiento propuesto demandará
ajustarse a las prioridades establecidas, no dudo de la ayuda proporcionada por
el Espíritu para lograrlo. Amén. Después de todo es Jesús mismo quien nos
invita a ser los planetas girando a su alrededor. Con mayor tiempo sabrás decirme
cómo puedo apoyarte en esto.
La
cuestión del futuro nos demanda confianza en Jesús desde el presente. Por otra
parte, tienes toda la razón, comparto tus preguntas, hay tantas cosas desconocidas
en tiempo y forma, pero confiemos, seamos fieles en donde estamos y vayámonos preparando
de la mejor forma, dejarse guiar por él.
Me
da mucho gusto saber de las familias con las cuales puedes compartir este
tiempo y agradezco a Dios por su provisión para tu vida. Por experiencia
propia, las familias hospedadoras son un medio por el cual el Señor nos muestra
de su amor y cuidados. El Señor les siga animando a abrir la vida y sus
hogares.
Las
cuestiones acá continúan tan dinámicas como siempre, continúo conversando con
herman@s y me sigue sorprendiendo la forma por medio de la cual obra la gracia
de Dios en la vida de todos. Una conversación con un estudiante me animó para
afirmarme en el Señor: no debemos desfallecer porque a su tiempo podremos ver
el fruto del Espíritu. Por otra parte me siento animado, o mejor dicho,
reanimado por Jesús para servir en la iglesia, entendiéndola como la comunidad
de los seguidores de Jesús comisionados por él para anunciar al mundo las
buenas noticias del Reino de Dios con el poder del Espíritu, y no como una mera
institución para servirse a sí misma usando a los demás. Reconozco con vergüenza
mi tendencia a juzgar las prácticas de la comunidad, la vergüenza no es por el
hecho de sentirme inconforme con las formas de hacer completamente antibélicas,
sino por el hecho de considerarme a mí mismo mejor, más listo o más santo que
los demás. Es algo con lo cual trabajo.
Como
sabrás, el fin del ciclo escolar trae mucha presión laboral y el Diplomado
igual, lo bueno es que todo terminará pronto. Pido al Señor me ayude a caminar
este tiempo cerca de él. Eso me hace invitarme a encontrar al Señor en medio de
la cotidianidad, hay un riesgo al no hacerlo, pues entre tanto activismo te
puedes perder del camino andado. Asumo esto a diario para no desenfocarme y
presionarme más de lo debido. El Señor por medio de su Palabra me recuerda lo
básico: “Ir a él, estar con él y hablar de él”. Por otra parte, veo como Dios me pide seguirle y conocerle
mientras acompaño a otr@s por el camino, esta es una gran responsabilidad, pues
significa enseñar a ser como Jesús siéndolo.
¡Ya
viene el verano! Inicio este fin de semana con el trabajo para Valle, hay una propuesta interesante, el
Señor nos ayude. Espero con mucha emoción y expectativas las vacaciones, porque
los estudiantes gradúan y continúan su camino y porque podremos compartir un
breve tiempo de respiro juntos antes de nuestro próximo y breve tiempo de
distancia. Me da risa pensar cómo se van acomodando las cosas para compartir
juntos y en la distancia.
Por
cierto, esta semana te he pensado con mayor frecuencia, tal vez es la acción de
la distancia. Además muchas personas han preguntado por ti. Me siento amado por
vos y acompañado. La distancia es como el más rico de los cafés que cuando lo
bebes está frío…
Tus
padres se encuentran bien y te envían muchos saludos, lo mismo que mi familia y
como debes suponer, todos los compas.
Espero
el tiempo en Venezuela siga siendo de gran bendición.
Te
extraño, no dejarlo por escrito sería un autoengaño. Sin embargo mi espera por
ti es mayor que la natural melancolía de estar distanciados uno del otro. Porque
después de todo, permanecemos en el Señor, y ese es nuestro lugar seguro donde
pese a las distancias, seguimos estando juntos.
Recibe esta
carta llena de muchos abrazos.
Con amor.
Abdiel
P.D. Las frutas me recuerdan a ti, mejor
dicho, los aromas de las frutas me recuerdan tu perfume, tus manos, tu rostro y
labios.
Comentarios
Publicar un comentario