No sabemos estar solos
Para ella:
Nos despedimos por la tarde para irnos juntos, yo a donde ella iba y ella para quedarse conmigo. La distancia es una ficción (¿Cuánto se puede separar a los enamorados sin que sobrevivan?) y una metáfora desgastada (¿Qué distancia plantas entre dos personas que se aman?). Hay solo tiempo entre sus labios y los míos, el espacio es una perspectiva sin consideración o una hipótesis por demostrar.
No podemos pensarnos aislados el uno del otro cuando la misma vida nos envuelve, y aunque ella duerme y trabaja o yo trabajo y río, nos abraza el mismo cielo.
Nunca estamos solos nosotros dos, ¿Cómo estarlo si el mismo Dios nos tiene en sus brazos?
Es cierto, hay solamente palabras entre su corazón y el mío, una especie de puente por donde nos encontramos aquí o allá. ¿Qué es esa oscuridad? Es el tiempo no alumbrado por nuestra presencia, la habitación a donde asisto a orar por ella, el pasillo por donde sus recuerdos me vienen a encontrar.
No estamos solos, no permanecemos solos, sus besos están tatuados en mis labios y mi abrazo la cobija donde reposa su cabeza.
No, no estamos solos, no queremos estar solos... recién nos encontramos y no, no sabemos estar solos.
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