Génesis de la gracia
Desde siempre me gustan las
grandes narrativas, tengo una fascinación por los macrorelatos con intenciones
de omnisciencia que dejan de lado ningún detalle, por el contrario, los abarcan
todos desde todas las perspectivas en una misma historia, al mismo tiempo. Esto
puedo reconocerlo en mí desde una temprana edad, cuando niño jugaba usando la mayoría de mis
juguetes imaginando escenarios completos, una ciudad, una batalla, una
rebelión, etc. Por supuesto, me gustaba tener el control de todos los
personajes y sus situaciones, por lo regular cada muñeco tenía su propia
historia y no la modificaba, solo cambiaba las situaciones donde se
desenvolvía. Sin embargo, mi hermana, años más chica que yo, también deseaba
participar del juego y no siempre era favorable para mí porque estropeaba el
acomodo de los juguetes, les inventaba otra historia, los villanos eran buenos,
los buenos malos y otros cambios similares. Su intervención destruía el mundo
que esa tarde imaginé para divertirme.
Pienso
que ese gesto de destrucción es el mismo que se representa en el libro de Génesis,
en capítulo 1 y 2 vemos a Dios creando todo forma armónica y perfecta a partir
de la nada, usando únicamente su Palabra como medio creador. Termina ese
episodio de perfección con los seres humanos, hombre y mujer, creados para
vivir en relación con Dios, hechos a su imagen y semejanza, y con el mandato
cultural de transformar la creación y para gobernar, en nombre de Dios y de la
forma que Dios reina, la tierra creada por él.
No
obstante en capítulo 3 se desata la tragedia de la humanidad, el mal,
representado en forma animal, por lo tanto parte de la creación divina y no
como un ente ajeno a la voluntad creadora de Dios, logra hacer dudar a los
seres humanos de la confiabilidad en la Palabra de Dios “No comerás del árbol
del bien y del mal”. Bajo la promesa de “llegarán a ser igual que Dios”, los
seres humanos desobedecen a su Creador, se rebelan ante su hacedor, usurpan el
papel de Dios para establecer que es el “bien” y el “mal”. Las consecuencias de
esta rebelión son catastróficas, la armonía que disfrutaban los seres humanos
en el jardín donde su Creador los puso se rompió, todas las relaciones se
quebraron, la de la humanidad con Dios, la de los seres humanos entre sí y la
de ellos con la naturaleza.
Parece
que del capítulo 3 al 11 el autor, autores o compiladores de Génesis se
esfuerzan por demostrar las consecuencias de la rebelión, pero estas
consecuencias nos las cuenta por medio de historias, desde el asesinato de Caín,
pasando por el diluvio, hasta la Torre de Babel se nos dan pistas para
reconocer que algo anda mal con los seres humanos y que ya no son más que la
sombra de lo que debieron ser. No obstante, en cada momento que se muestran los
efectos destructivos de la rebelión también se hace evidente destellos de la
gracia divina que intercede a favor de sus creaturas, solamente el incidente de
la Torre de Babel no tiene esta pista que forma un patrón:
pecado-juicio-gracia. Además se presentan las historias de personas, el linaje
de Caín que termina con Dios dispuesto a juzgar la tierra por la maldad de los
seres humanos; y el linaje de Set que nos lleva
a Noé, quien “halló gracia ante los ojos del Señor” y a través de él,
sobreviviendo al diluvio, nos encontramos con Abraham en el capítulo 12. Génesis
capítulo 11 termina con una radiografía con resultados devastadores, el pecado,
el usurpamiento del derecho de Dios de hacer las reglas, y sus consecuencias
devastadoras no ha sido eliminado, aún después del juicio de Dios por medio del
diluvio. La última historia de esta sección nos habla de una torre “tan alta
como el cielo” que los seres humanos construyen para “hacerse un nombre”, el
momento más culminante de la arrogancia de las creaturas creadas en el sexto
día. Un rechazo total de Dios por parte de la incipiente sociedad.
No
obstante, no todo parece estar perdido, leyendo con detenimiento estos mismos
capítulos cualquiera puedo notar los pequeños actos de gracia que revelan a
Dios obrando calladamente en la historia humana para resolver el problema de la
humanidad.
3:15 Dios promete que de la
descendencia de la mujer alguien aplastará a la serpiente
3:21 Dios hizo vestiduras de piel
para los seres humanos y los vistió
3:24 Dios expulsa a Adán y Eva
del jardín y le impide el acceso al árbol del bien y del mal para que no lo
tomen y así provocar que su estado corrompido perdure de esa misma forma para
siempre.
4:6 Dios busca a Caín.
4:15 Dios pone una señal en Caín
para evitar que lo maten.
5:24 Dios toma a Enoc
6:3 Dios pone límite a la vida de
los seres humanos
6:8 Noé halla gracia ante Dios
7:16 Dios cierra la puerta del
arca construida por Noé.
8:1 Dios envió un viento para que
bajen las aguas del diluvio.
8:21 Dios promete no destruir más
la tierra y establece una alianza para no destruir de nuevo toda la creación.
9:1 Dios bendice a Noé y su
familia
12: 1 Dios llama a Abraham y le
hace una promesa
Como podemos ver, Génesis nos
habla de dos comienzos, el de la creación y la humanidad, y el de Abraham y su familia que se convertirán en un gran pueblo con una relación especial con el Dios creador.
No espero haber hecho una gran
hermenéutica de estos pasajes, sino simplemente tomar nota de detalles para
llamar la atención en algo que se me ocurrió llamar el Génesis de la Gracia, no estoy seguro que haya leído ese título, por lo que lo supongo original, pero si alguien, como seguramente sucede (no hay nada nuevo bajo el sol), ya lo vió, escuchó o leyó en otra parte, les suplico por favor disculpen.
En resumen, en el libro de Génesis (a manera de comentario, tampoco vimos nada sobre el autor/es o compiladores, ni estilo literario, etc.) vemos a Dios como creador (Gn1), estableciendo el modelo de vida en su creación (Gn2), la desobediencia y rebelión de los seres humanos (Gn3) y las consecuencias de este acto (Gn 3 - 11). Pero no solemnte eso, sino también todos los actos de gracia que enumeré anteriormente, donde vemos sí el juicio de Dios castigando la desobediencia, pero también su interés de resolver el problema de raíz para restablecer, de nuevo, todo, a su propósito original (que cumplirá en Jesús).
El Génesis de la gracia es reconocer que desde el principio ha sido Dios el más interesado en buscarnos, aún cuando nosotros somos los rebeldes y el más comprometido en que ese encuentro suceda. La división que existe en los libros de la Biblia en Antiguo y Nuevo Testamento no delimitan la Gracia a Jesús y su mensaje en el NT, sino que lo culminan como la gran narrativa divina de Dios desde Gn 3, con la promesa de un descendiente de la mujer. Por lo tanto, la Ley no precede a la gracia, sino que existe una Ley para los que han experimentado la Gracia, solo aquellos que han experimentado la gracia de Dios son invitados a vivir sometidos a su voluntad en obediencia bajo la bendición de Dios, tal como lo debió ser.
En resumen, en el libro de Génesis (a manera de comentario, tampoco vimos nada sobre el autor/es o compiladores, ni estilo literario, etc.) vemos a Dios como creador (Gn1), estableciendo el modelo de vida en su creación (Gn2), la desobediencia y rebelión de los seres humanos (Gn3) y las consecuencias de este acto (Gn 3 - 11). Pero no solemnte eso, sino también todos los actos de gracia que enumeré anteriormente, donde vemos sí el juicio de Dios castigando la desobediencia, pero también su interés de resolver el problema de raíz para restablecer, de nuevo, todo, a su propósito original (que cumplirá en Jesús).
El Génesis de la gracia es reconocer que desde el principio ha sido Dios el más interesado en buscarnos, aún cuando nosotros somos los rebeldes y el más comprometido en que ese encuentro suceda. La división que existe en los libros de la Biblia en Antiguo y Nuevo Testamento no delimitan la Gracia a Jesús y su mensaje en el NT, sino que lo culminan como la gran narrativa divina de Dios desde Gn 3, con la promesa de un descendiente de la mujer. Por lo tanto, la Ley no precede a la gracia, sino que existe una Ley para los que han experimentado la Gracia, solo aquellos que han experimentado la gracia de Dios son invitados a vivir sometidos a su voluntad en obediencia bajo la bendición de Dios, tal como lo debió ser.
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