En busca del ser humano en la escuela
Señor,
¿qué es el hombre, para que pienses en él?
¿Qué es el ser humano, para que tanto lo estimes?
Salmo 144:3
Un ciclo escolar más está por iniciar y como de costumbre la Secretaría de Educación Pública nos envía a los profesores a talleres y cursos. Este año me llamó la atención la temática: "Desarrollo de habilidades socio afectivas para la prevensión de situaciones y conductas de riesgo en población escolar de educación básica".
El taller inició con un diagnóstico de las situaciones y conductas de riesgos de los adolescentes en la escuela, hablamos de bullying (acoso escolar), sexting (acoso sexual), cutting (conductas autodestructivas), consumo de sustancias adictivas, transtornos de alimentación e ideación suicida. Todas esto se presenta en mayor o menor medida (lo deseable) en una escuela, nos guste, lo veamos o no. Personalmente, al leer y conversar con compañer@s de mucha más experiencia acerca de esto no podemos evitar pensar en nuestra propia experiencia en secundaria, la forma en la que lo vivimos y compararlo con la forma en la que lo viven los adolescentes ahora. Por una parte nadie puede decir que estas conductas no se presentaron en nuestra etapa escolar, sin embargo, el contexto es diferente y pareciera que repercute haciéndolas mucho más dañinas por el alcance que pueden llegar a tener. Intenet ofrece toda una serie de recomendaciones para practicar la anorexia o bulimia sin ser vistos, las redes sociales dan mayor alcance a las bromas, por ejemplo.
El punto importante del taller fue que los profesores debemos fomentar desde nuestras aulas el desarrollo de habilidades socio afectivas para prevenir todo lo antes mencionado. Estas habilidades son:
- Habilidades de comprensión de uno mismo
- Habilidades de autoregulación
- Habilidades de comprensión del otro
- Habilidades de relación interpersonal
- Habilidades de discernimiento moral
O, en otras palabras:
- Habilidad de reconocer sus emociones
- Habilidad para manejar sus emociones
- Habilidad de tener empatía con otros
- Habilidad de establecer relaciones sanas con otras personas
- Habilidad de tomar decisiones responsables y éticas.
Algo así como aprender a ser persona, en resumen. La situación es lamentable, esta análisis, superficial si quieren, nos dice que estamos en un punto donde no sabemos comportarnos como personas, ni siquiera con nosotros mismos ni mucho menos con el otro. Incluso, lamentablemente tampoco se puede garantizar que los mismos profesores hemos desarrollado lo suficiente esas habilidades o estemos haciéndolo o ya siquiera conscientes de nuestra necesidad de hacerlo. En lo personal yo reconozco que hay algunas de esas habilidades que me gustaría desarrollar más y para eso me ayuda una comunidad de personas (mi esposa, padres, hermanas, amigos, la iglesia) que me aman, aceptan, enseñan, cuidan, preguntan, acompañan y recuerdan las cosas valiosas. Pero, ¿Y los demás? Muchas veces en los salones de clases hay ciegos guiando ciegos.
Esas habilidades se "supone" que se desarrollan en "relación" con otros, en comunidad, con otros en el hogar, con los vecinos, en la escuela, parque, iglesia, equipo deportivo. Sin embargo parece que no se logran desarrollar lo mínimo necesario para convivir con otros sin querer aprovecharse de él o sin convertirse en víctima de alguien más. Los vínculos personales cada vez son menos y mucho más frágiles. ¿Cómo podemos aprender a relacionarnos si la tendencia es a la individualidad?
Soy consciente que la educación en valores podrá ayudar a prevenir pero no a resolver, pienso que ni los sistemas educativos saben a ciencia cierta cómo hacerlo, no sé si tengan pensado hacerlo, es más, no estoy seguro si a ellos les corresponde. Hay un problema, es cierto, no sabemos cómo vivir en sociedad, mucho menos amar al prójimo como a nosotros mismos, ya que ni siquiera nos conocemos o amamos nosotros mismos, o ni siquiera sabemos que es el amor.
Mi trabajo como profesor es recordarme que delante de mí hay un grupo de personas, adolescentes del siglo XXI, con profesores del siglo XX y en un sistema escolar del siglo XIX. Todos los esfuerzos por comunicarnos y establecer una relación profesor-estudiantes-profesor para producir un proceso de enseñanza aprendizaje me demandan el esfuerzo de encontrarme con personas y animarlos a interesarse y cuestionarse sobre la historia de este país. No siempre son exitosos.
"¿qué es el hombre, para que pienses en él? ¿Qué es el ser humano, para que tanto lo estimes?" es una pregunta que se repite en la Biblia. Es una pregunta válida todavía hoy, ¿Qué somos? ¿Por qué las conductas que nos dañan nos preocupan tanto si somos un accidente de la naturaleza? ¿Por qué fallamos tanto? ¿A quién realmente le importamos?
No me asustan los tiempos que vivimos, no digo que el pasado fue mejor, me preocupa, eso sí, cómo lo vivirán nuestros hijos. Sin embargo no soy pesimista, tengo esperanza, una esperanza fundamentada en Jesús y el poder de su evangelio para transformar en nuestro mundo, llenar de vida, justicia, paz y amor. Una esperanza que reconoce la rebeldía, el egoísmo y el deseo de poder como condición del ser humano y todos los males y sufrimientos de este mundo como consecuencia directa de ésta. Una esperanza que es descarnadamente directa al no encontrar remedio para nosotros y reconocer que el castigo es una consecuencia justa por nuestros actos. Una esperanza también que me habla de Dios, Creador rechazado que toma la iniciativa por amor a su creación y en lugar de quedarse cómodo esperando ver nuestra destrucción está empeñado en salvarnos del juicio por nuestros actos por medio de su Hijo Jesús.
Me pregunto: ¿Qué significan las buenas noticias del mensaje de Jesús en una escuela? Sin duda significa la dignidad del ser humano, la búsqueda de justicia, en definitiva, la realidad de que somos amados por Dios, buscados por Dios, salvados por Dios y llamados a vivir la vida conforme a su voluntad.
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