El amor sin cursilerías

Hoy iniciamos un grupo de estudio bíblico en casa, Ale y yo decidimos que nuestro amor por las personas implicaba abrir el "corazón" (más allá de una frase bonita pero inmaterial), la casa y la Biblia. Así que hoy, justo hace unas horas, terminamos. 
Para ser la primera reunión, no llegaron todas las personas convocadas, pero en un grupo de cuatro hombres nos acercamos al texto de 2da de Juan. Me encontré con otros tres hombres, mayores que yo, en nuestra sala hablando de amor pero sin cursilerías, porque el amor del cual el Anciano Juan habla no permite traer a la mente esas metáforas modernas y  plastificadas. El llamado discípulo del amor es enérgico, categórico y  claro: el amor es vivir cumpliendo los mandamientos que recibimos desde el principio. La cuestión es que cruza "amor" y "mandamiento" para volverlos inseparables. Pero no es suya esta cuestión, la aprendió del mismo Jesús, pues recordamos que una vez que le preguntaron sobre el más importante de los mandamientos, él contestó: que el principal era amar a Dios y al prójimo como uno mismo. 


El peligro que los primeros lectores de Juan era recibir una enseñanza distinta, que negaba la encarnación de Dios en Jesús. ¿Pero por qué? ¿Fue un asunto meramente teológico? No lo creo. Juan sabía, que el verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros; él mismo nos da testimonio de lo que vio y escuchó. Para Juan olvidar la encarnación nos conduce a olvidar el amor por el prójimo para perdernos en el "amor a Dios". 

Hoy en día, nuestro riesgo es el mismo, "espiritualizar" el evangelio y a Jesús, al grado de que no son reales en términos prácticos. Nuestra conclusión fue que ahora pensamos en ideas y no en personas por la comodidad de no amar. Con tristeza reconocemos que es mejor dedicarnos a cumplir "mandamientos", "portarnos bien", "no hacer, decir o pensar tal cosas" (probablemente sean actitudes deseables) pero nos concentramos en eso en lugar de amar. Crecí desde niño en una iglesia evangélica, sé muy bien qué no debo hacer, cuáles palabras no emplear; en fin, sé portarme bien pues, en términos de moralidad pudiera ser un experto, pero el cristianismo no se reduce a eso. Es amar. 
Señor perdónanos por las veces que no te amamos o amamos a las personas por enfocarnos en cumplir "mandamientos" que nos eximen de amar. Después de todo, otro discípulo dirá que no se puede amar a Dios que no vemos sino amamos a las personas que sí vemos. 

El que tenga oídos para oír que oiga y cada quién atienda a su propia viga. 




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