MIQUEAS 3

Buenos días, mi nombre es Abdiel Espinoza, obrero de Compañerismo Estudiantil (COMPA) Tijuana. COMPA somos un ministerio de estudiantes y profesionistas cristianos que hacemos misión en la universidad.  Esta comunidad ha sido de mucha bendición para nosotros. Ustedes, con sus oraciones y soporte ayudan a que más universitarios conozcan de Jesús en la ciudad y el estado. Gracias al pastor y al equipo del liderazgo por abrirnos esta oportunidad para compartir esta mañana la Palabra.
Les comento que desde el viernes pasado iniciamos un proyecto de  servicio con estudiantes de Baja California y California llamado San Diego-Tijuana Urban Project. El objetivo es aprender juntos sobre temas transcendentales para la frontera como la migración, el fenómeno de la deportación, el cuidado del medio ambiente y la atención a los huérfanos. Sin duda, son temas que a Dios le importan y quiere que a nosotros nos interesen e involucremos como agentes del Reino.
Para darles un mejor panorama del proyecto quiero invitar a: ________________________ para que les cuente más de cómo ha vivido estos días.
También a lo largo de esta actividad hemos estudiado en diferentes formatos el libro del profeta Miqueas. Así que hoy iremos juntos a Miqueas para escuchar la voz de Dios. Oremos:
Padre, gracias por este día que podemos reunirnos para alabarte. Pedimos que nos hables desde la Palabra y por medio de tu Espíritu se haga viva en nosotros. Danos oídos para escuchar y rompe nuestras resistencias a obedecer. Queremos ser una iglesia que refleje tu carácter justo, santo y misericordioso al mundo que tanto te necesita. Amén.
Sobre Miqueas y los profetas menores. No sé si usted tiene la misma dificultad que yo para leer sus escritos y entenderlos. Pero las historias que nos cuentan, las palabras de juicio y esperanza siguen siendo totalmente vigentes si leemos con detenimiento y guiados por el Espíritu de Dios. Para comprender mejor la historia de Miqueas es indispensable adentrarnos en el mundo donde vivió. Al hacerlo podremos entender mejor las duras palabras que Dios dirigió y la verdadera fuerza de la esperanza anunciada. Abramos nuestras Biblias en Miqueas 1:1
En los días
En el tiempo de Miqueas el reino de Israel ya se había dividido en 2 después de la muerte del rey Salomón. El norte compuesto de 10 tribus se llamó Israel y el sur se conoció como Judá, con las dos tribus restantes. El profeta Miqueas vivió en el reino de Judá al sur, en una localidad casi en la frontera entre Judá y Filistea. Como nosotros. Por las palabras de su libro deducimos que fue hombre de campo que veía con recelo a los ricos de Jerusalén, la capital,  cuando se enriquecían a costa de la explotación de los pobres del campo. Además, Miqueas fue contemporáneo de Isaías, otro profeta,  que vivió en Jerusalén.
Miqueas profetizó durante el reinado de tres monarcas: Jotam, Acaz y Ezequías. Los primeros dos reyes fueron malos e hicieron lo incorrecto delante de los ojos de Dios. Jotam no participó en sacrificios a los ídolos pero no destruyó los altares donde el pueblo lo hizo. Por su parte, Acaz sí adoró e hizo sacrificios a los baales, incluyendo a su propio hijo en el fuego. En cambio, Ezequías fue todo lo contrario a sus antecesores, la Biblia habla bien de él por sus acciones. A diferencia de sus antepasados, él no participó ni toleró la idolatría del pueblo. Durante su reinado se destruyeron los lugares de culto pagano  y el pueblo experimentó un regreso al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Miqueas probablemente vivió la mayoría de su vida bajo los reinos de los primeros dos monarcas. Por lo tanto vio con horror la decadencia del pueblo, la idolatría y el olvido del Dios verdadero. Todo eso sucedió y los líderes religiosos no hicieron nada para detenerlo. ¿Qué pasa con un pueblo que olvida a su Dios y su Ley? Entre otras cosas: el  pobre, la viuda, el huérfano y el extranjero quedan desprotegidos contra la codicia, el abuso y explotación de parte de los ricos. Esto es un cuadro sin esperanza. Un autor comenta los tiempos de Miqueas así: “Ricos explotadores de los pobres, jueces que daban su apoyo a los que pagaban más, profetas que hablaban mentiras como Palabra de Dios y sacerdotes que amaban más el dinero que a Dios. Todos pensando que Dios les prosperaría en sus malas obras.”
Miqueas vio esto con horror y desagrado. Tal vez se preguntaba ¿Qué hará Dios? ¿Se comportaría como los reyes que toleraban el pecado? Dejará al pueblo perderse hasta que “solitos cayeran en cuenta de su error”. ¡No! Miqueas es la voz que da un mensaje fuerte de parte del Señor. Dios no tolera el pecado de su pueblo.
En el capítulo 2:1-3 dice:
¡Ay de los que planean la iniquidad,
Los que traman el mal en sus camas!
Al clarear la mañana lo ejecutan,
Porque está en el poder de sus manos.
Codician campos y se apoderan de ellos,
Codician casas, y las toman.
Roban al dueño y a su casa,
Al hombre y a su heredad.
Por tanto, así dice el Señor:
“Estoy planeando traer contra esta familia un mal,
Del cual no librarán su cuello.
No andarán erguidos,
Porque será un tiempo malo.
          Con estas palabras Miqueas es el “aguafiestas” del pueblo. Cuando los reyes y líderes religiosos toleran el pecado el mensaje de Miqueas no es bien recibido. La palabra de Dios es cuestionada cuando no justifica nuestra situación pecaminosa. El pueblo escuchó mentiras de los falsos profetas y el mensaje de Miqueas e  Isaías, pero decidió  escuchar mentiras. ¿Por qué? Porque no cuestionaban su estilo de vida. No los incomodaba. Hablaban de bendición en lugar de juicio.  A esos profetas el pueblo sí escuchó.
          ¿Cómo respondemos nosotros en situaciones de pecado e injusticia? Bendecimos a los poderosos explotadores o les plantamos cara con la verdad del evangelio. Por desgracia muchos toleramos estas realidades antes de denunciarlas por temor o ignorancia.
¿Cómo es posible hablar de un Dios justo frente al funcionario público que a cambio de un soborno puede facilitarme el trámite, ahorrarme dinero y tiempo?
¿Cómo hablar de un Dios santo, apartado del mal, ante un oficial de policía que me ofrece la oportunidad de sacarme de un apuro a cambio de dinero?
¿Cómo hablar de verdad cuando puedo pagar por una calificación en la escuela?
¿Cómo denunciar la mentira y el abuso de poder de los gobernantes cuando nosotros ejercemos el poder como tiranos en nuestra familia, trabajo o iglesia?
¿Qué hacer?
          A lo largo de la historia el cristianismo ha sido una fuerza que busca preservar la dignidad de las personas. Fueron los cristianos quienes primero valoraron el lugar social de las mujeres y a los niños. Fueron los cristianos quienes construyeron hospitales, orfanatorios y asilos cuando nadie más estuvo dispuesto a hacerlo.  Fueron cristianos, movidos por su fe,  quienes buscaron el fin del tráfico de esclavos en el s. XVIII. Todos estos son ejemplos por perseverar el mundo de su corrupción. Ejemplo de sal y luz. Aun cuando fueron en contra de su época. Es decir, contraculturales.
          Sin embargo,  tristemente hay ejemplos de cristianos que son llevados por la cultura del momento.   
Un ejemplo: Veracruz.
El nombre del gobernador es Javier Duarte, probablemente lo han escuchado en las noticias. 
Datos del estado
1.    Un estado donde la violencia va en aumento.
·       De 2011 a 2016 se registraron “oficialmente” 3905 homicidios. Más de 2 diarios.
2.    Es el estado de la república más riesgoso para ser periodista.
·       11 periodistas han muerto,
·       4 están desaparecidos
·       13 han abandonado el estado por seguridad.
3.    El gobierno del estado adeuda 2 mil millones de pesos a la Universidad del estado pero repartió 645 millones entre 2012 y 2013 a “empresas fantasmas” para comprar productos que debían distribuirse en zonas populares que no han sido entregados. 
4.    Las violaciones de jóvenes por parte de una banda llamada “Los Porkys de Costa de Oro”, compuesta por hijos de las familias más influyentes del estado y que han abandonado el país para escapar de la justicia siguen impunes  gracias al apoyo de sus altas influencias.
5.    Abusos y violación a los migrantes centroamericanos en su camino a los Estados Unidos.
6.    Sigue en el cargo a pesar que diputados, senadores y la dirigencia de su partido se han manifestado en su contra. Pero ostenta el puesto gracias al apoyo incondicional del Presidente. En 2015 durante una entrevista Duarte dijo: “El Presidente me tiene una estima que la siento en los hechos. Nunca he tenido un “no” del Presidente. A todo lo que le he pedido siempre me ha dicho que sí”. Tanta amistad se debía, según el propio gobernador a que “yo fui el primer gobernador que lo apoyó y lo destapó en septiembre de 2011…”
7.    Varios reporteros y miembros de organizaciones de Derechos Humanos le han llamado “Cínico” por su capacidad de burlarse de las críticas en su contra.
8.    En este ejemplo de personaje vemos el completo uso del poder para servirse a sí mismo sin el menor remordimiento; el despotismo más obsceno que no cree que exista instancia a la cual ha de rendir cuentas algún día. Son como dijera el salmista: “El impío, en la altivez de su rostro, no busca a Dios. Todo su pensamiento es: No hay Dios.”
¿Qué ha hecho el pueblo de Dios en ese estado ante esas realidades? ¿Cómo le han recordado a este funcionario que sí hay un Dios que ve sus malas obras? Evidentemente hay muchas hermanas y hermanos que están viviendo el evangelio comprometidos en busca de la justicia y el bienestar de sus ciudades. Pero ¿son la mayoría?
En agosto de 2015 un grupo de líderes religiosos, entre ellos pastores evangélicos, se reunieron con el gobernador Duarte. Pueden revisarlo en las noticias. ¿Qué dijeron al gobernador ante la realidad de muerte que sufre su estado? ¿Acaso sus palabras fueron como las de Miqueas que hablan del juicio de Dios? Por desgracia en esa ocasión no.
Leo para ustedes lo que ese grupo oró:
“En nombre de Jesús de Nazareth te damos las gracias Señor por permitirnos estar aquí en la casa de gobierno. Queremos rogarte por el señor gobernador y su familia, para que le des la sabiduría y el entendimiento para gobernar este estado tan grande… Ayúdalo padre, dale tu bendición y dale tu respaldo”.

En esta oración hay un silencio horrible que oculta a un Dios justo y preocupado por los pobres marginados y explotados en Veracruz. Ese silencio es atroz. No incomoda a los poderosos y corruptos.
El gobernador Duarte comentó en el mismo evento lo siguiente:
“Dios fue quien me puso en este camino, lo que le pido es que me ilumine y que me dé fortaleza para seguir llevando a cabo la responsabilidad que tengo, pero necesito de todas y todos ustedes para lograr esta encomienda. Espero, y se los pido encarecidamente: sean portavoces de multiplicar este mensaje a través de las diferentes iglesias y congregaciones religiosas”.
Es indignante ver este tipo de ejemplos que en lugar de ser voz profética, toleran y aún justifican el abuso y el pecado de los malvados.  No solo eso, se convierten en instrumento de los poderosos.
Otro grupo de pastores en Veracruz defendió al gobierno de Duarte mientras enfrentó a un activista que lucha en favor de los derechos de las personas migrantes centroamericanas robadas, secuestradas, abusadas, violadas y asesinadas en Veracruz a causa de los carteles y agentes policiacos.  Ellos dijeron a este activista:
“Gracias al señor gobernador, tenemos valor las iglesias cristianas, ya nos tomó en cuenta, nos toman en cuenta en la república federal, también, entonces, yo los invito a que hablen bien de Veracruz, porque si estamos ganando adeptos, aquí no hay inseguridad, total, hay una seguridad perfecta por tantas autoridades como es la Armada de México, el Ejército, como son los policías que vienen en apoyo a toda la sociedad veracruzana. También le agradezco al señor presidente municipal que nos ha dado la valentía de seguir adelante y ordenando las iglesias”,
En esto ejemplo vemos la tolerancia del pecado y del abuso del poder a cambio, tal vez, de más permisos u otras prebendas políticas.  
          Todo esto nos ayudará a entender las palabras de Miqueas en el capítulo 3.  El capítulo parece estar estructurado de la siguiente manera:
          1 Queja contra los gobernantes
          2 Consecuencias 
          3 Queja contra los falsos profetas
          4 Consecuencias
          5 El profeta Miqueas y su obra
          6 Resumen de la  maldad
          7 La sentencia de Dios
Queja contra los gobernantes
Contra los gobernantes en v.1-3
Mic 3:1-12  Y dije: "Oigan ahora, jefes de Jacob Y gobernantes de la casa de Israel. ¿No corresponde a ustedes conocer la justicia (el derecho)?  (2)  Ustedes que aborrecen lo bueno y aman lo malo, Que le arrancan al pueblo la piel de encima Y la carne de sobre sus huesos;  (3)  Ustedes que comen la carne de mi pueblo, Les quitan su piel, Quiebran sus huesos, Y los hacen pedazos como para la olla, Como carne dentro de la caldera."
Estas son palabras profundamente crudas, las imágenes que evocan son crueles y el sumo detalle tiene el efecto de provocarnos espasmos. El profeta describe un rastro, un matadero donde los responsables de conocer la justicia ejecutan y destazan al pueblo del Señor. Veamos en énfasis del v.3: “mi pueblo”. Estas palabras son el reclamo del Señor de un pueblo abusado por quienes debían cuidarlo. Dios parece reconocer solamente como suyos a los oprimidos. ¡Pero oh sorpresa! Dios no cuenta como su pueblo a los abusadores.
Consecuencias
La consecuencia para estos líderes está en el  v.4
“(4)  Entonces clamarán al SEÑOR, Pero El no les responderá; Sino que esconderá de ellos Su rostro en aquel tiempo, Porque han hecho malas obras.”
La consecuencia es  Dios negándolos como su pueblo y reusándose a responder sus oraciones. La imagen es como si Dios mismo se escondiera de ellos.
Queja contra los falsos profetas
 “(5)  Así dice el SEÑOR acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, Los cuales cuando tienen algo que morder, Proclaman: "Paz." Pero contra aquél que no les pone nada en la boca, Declaran guerra santa.” 
Esta queja está destinada a las personas que supuestamente instruían y hablaban de parte de Dios al pueblo. Son acusados de hacer lo contrario que se esperaba de ellos: “hace errar a mi pueblo”. Hacen lo opuesto a  causa del dinero. Les pagaban bien: bendecían. No les pagaban: declaraban guerra santa.
Consecuencia
La respuesta de Dios no se hace esperar, su acción será destruir el orgullo, acabar con el poder simbólico del cual se sirven:
(6)  Por tanto, para ustedes será noche sin visión, Y oscuridad sin adivinación. Se pondrá el sol sobre los profetas, Y se oscurecerá el día sobre ellos.  (7)  Los videntes serán avergonzados, Y confundidos los adivinos. Todos ellos se cubrirán la boca Porque no hay respuesta de Dios. 
No habrá más sueño o visión de estos profetas para engañar, asustar o robar al pueblo. Todo apunta a que no volverían a usar sus palabras para adquirir soborno ni para atemorizar a los pobres. A ellos Dios también les dará la espalda.
El profeta Miqueas y su obra
Después de estas denuncias hay un contraste. El propio Miqueas se distancia de quienes no conocen el derecho y de quienes usan sus palabras a cambio de dinero. Él, por su parte dice:
(8)  Yo, en cambio, estoy lleno de poder, del Espíritu del SEÑOR, Y de juicio y de valor, Para dar a conocer a Jacob su rebelión, Y a Israel su pecado. 
Es él, el profeta ungido con el Espíritu de Dios, quien tiene autoridad para hablar, conoce el juicio y dice lo que Dios desea comunicar a su pueblo.
¿Qué deseaba comunicar el Señor? Miqueas no titubea al decir: “dar a conocer la rebelión y el pecado de su pueblo”. El Espíritu de Dios le da:
·       el coraje de comunicar el mensaje de Dios,
·       la valentía  para no temer  ante quienes dirige sus palabras
·       y fuerza para resistir la tentación de no venderse al mejor postor.
¿Cuántas buenas oportunidades hemos perdido como iglesia de anunciar el evangelio pero las perdimos porque no pudimos mantenernos fieles al Señor? Trabajo con universitarios cristianos que pierden valiosas oportunidades de hablar de Jesús por temor o porque se dejaron enredar por la universidad. Miqueas tenía el Espíritu de Dios. Esa es la diferencia, no sus capacidades o habilidades sino la presencia misma de Dios en su vida impulsándole a hablar la verdad en medio de un contexto hostil muy similar al nuestro. 
Hermanas y hermanos. Sólo con el Espíritu de Dios se puede hablar de parte de Dios. Pero ¿Qué quiso decir Dios a su pueblo por boca de Miqueas? Las palabras de Dios no fueron de “bendición” como las que estaban tan acostumbrados o como las que tanto estamos acostumbrados nosotros  a decir o escuchar con suma facilidad.
Con cuanta facilidad bendecimos. ¿No se ha dado cuenta? Alguien inicio un buen negocio, “Dios te bendiga”. Claro sí queremos que a esa persona le vaya bien, por supuesto. Sí Dios bendice, pero no lo hace si vivimos como si él no existiera. No podemos pensar que bendecirá nuestro negocio si andamos dando mordidas para conseguir permisos.
El pueblo pensaba así: Israel hacía acciones malas y pensaba que Dios le bendeciría a pesar de ellas. Iglesia, en un país tan viciado por la corrupción pareciera que es imposible no recurrir a ella. Pero si la iglesia de Jesús no vive bajo la realidad del Reino de Dios, resistiendo ese tipo de prácticas de formas creativas y a veces dolorosas no podemos esperar que nadie más lo haga. Ni los políticos,  los artistas, los científicos, los ateos,  los ambientalistas, ni los nuevos hippies van a generar la trasformación que sólo Jesús puede hacer. Ellos no serán la sal  ni la  luz del mundo, ese es una responsabilidad de la iglesia, de nosotros.
El gobernador Duarte, de quien hablamos al inicio, pretende la ayuda y bendición de Dios cuando por sus obras hay juicio deparado para él. Las iglesias, grupos o pastores  que solapan autoridades sin ninguna pizca de crítica o silencian la palabra de Dios para quedar bien, tampoco  pueden pretender esperar bendición de Dios. Nosotros, hermanas y hermanos, no podemos esperar la bendición cuando el soborno, la corrupción y el abuso son parte cotidiana de nuestros trabajos.
Miqueas habló con verdad de parte de Dios. Ante las mentiras de los gobernantes y líderes de su pueblo dijo la verdad. El Espíritu de Dios habla las cosas tal cual son.
Resumen de la maldad 
(9)  Oigan ahora esto, jefes de la casa de Jacob Y gobernantes de la casa de Israel, Que aborrecen la justicia (el derecho) Y tuercen todo lo recto,  (10)  Que edifican a Sion con sangre Y a Jerusalén con iniquidad.  (11)  Sus jefes juzgan por soborno, Sus sacerdotes enseñan por precio, Sus profetas adivinan por dinero, Y se apoyan en el SEÑOR, diciendo: "¿No está el SEÑOR en medio de nosotros? No vendrá sobre nosotros mal alguno." 
Miqueas “pescó” al pueblo en el punto más importante. Estas personas decían, a pesar de sus actos, “¿Acaso no está el Señor en medio de nosotros? ¿Acaso Dios no sabe todo esto? No pasa nada, no dirá nada, no habrá consecuencias. La versión Nueva Traducción Viviente dice en el v.11
Miqueas 3:11Nueva Traducción Viviente (NTV)
11  todos alegan depender del Señor.
«
Miqueas les quita su falsa seguridad: ellos dicen, Dios está con nosotros. Pero el verdadero profeta les dijo: “¿Qué creen? Pues no, Dios no está con ustedes, de hecho tiene un pendiente con ustedes. Está contra ustedes.
La sentencia de Dios
(12)  Por tanto, a causa de ustedes, Sion será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, Y el monte del templo será como las alturas de un bosque.
Estas son pocas palabras pero dicen mucho. Hablan de la destrucción total de la ciudad como consecuencia del pecado. No serán destruidos por causa de los enemigos como Asiria o posteriormente Babilonia,  sino por el juicio de  Dios.
          Este capítulo es fuerte, la queja de Dios es severa pero porque los pecados del pueblo fueron terribles. Estas no son palabras de Dios en vano. No es que a Dios se le pasó la mano con su castigo. El Señor, en su carácter justo no podía dejar pasar el pecado del pueblo. Israe,l su posesión, estaba destinada a ser luz y bendición a las naciones, mostrar el carácter justo, santo y misericordioso de Dios. Los pueblos vecinos tendrían que notar la diferencia de una nación que sirve al Dios verdadero. Lo debían observar en la sociedad y las leyes. A pesar de su contexto cultural, eran mucho mejor ser extranjero, huérfano, mujer, viuda o pobre en Israel que en Egipto, Asiria o Babilonia. Pero Israel deja de lado su vocación al entregarse a la idolatría. Y es que en el momento que el Señor dejó de ser el único Dios para los israelitas todo se viene abajo. 
          Cuando Dios deja de ser el centro del pueblo hay espacio para el robo, la opresión, la mentira. Los gobernantes, en lugar de servir explotan. Los sacerdotes y profetas en lugar de enseñar y corregir al pueblo sirven al dinero y sus propios intereses. Dios reaccionó y Dios reacciona así aún en nuestros días. No podemos pretender que hoy la iglesia podemos renunciar a nuestra misión de proclamar el mensaje del Evangelio, no podemos dejar de ser sal ni luz. Es peligroso ver como muchos vivimos un ateísmo práctico.
Sí, venimos a la iglesia…
Sí participamos de congresos o proyectos de servicio…
pero en la vida diaria vivimos como si no hubiera Dios.
          Mi papá me decía que antes aquí en Tijuana el hecho de ser cristiano era una garantía de honestidad y confianza al momento de conseguir trabajo. Pero ahora, es común conocer cristianos que viven todavía “el que no tranza no avanza”. En algún punto nos dejamos seducir por el poder y el dinero al grado que han remplazado el lugar de Dios en nuestro corazón. Si es nuestro caso, no podemos hoy estar aquí pensando que “No pasa nada, Dios está con nosotros”. 



           
¿Qué mensaje estamos dando a nuestra familia, en nuestro lugar de trabajo, a nuestra ciudad o a las autoridades? Repartimos bendiciones para quedar bien o conseguir favores. Solo los falsos profetas dijeron lo que el pueblo, en sus pecados, deseaba escuchar.
¿Qué quiere decir el Espíritu de Dios hoy en medio de nuestras situaciones de inseguridad, donde las noticias nos hablan de muertes, explotación, abusos, corrupción e impunidad?
¿Acaso Dios está enterado e interesado en la mujer abusada y explotada todas las noches en las calles de nuestra ciudad?
¿Dios está interesado en los escándalos de corrupción de nuestro país?
¿Dios está interesado en las personas deportadas de los EUA que vagan por nuestras calles perseguidos por los policías e ignorados por nosotros, aun cuando muchos de ellos son hermanos que profesan a Jesús como su Señor y Salvador?
¿Acaso Dios está interesado en la familia que perdió un hijo o hija en un asalto u otro acto violento? ¿Qué quiere el Señor que su Iglesia, nosotros, hablemos con verdad en medio de estos contextos como lo hizo Miqueas?
¿Bendeciremos a los corruptos?
¿Ignoraremos a los que sufren?
Hermanas y hermanos, si así lo hacemos Dios nos hablará fuerte y claro como lo hizo a Israel.
¿Qué esperanza puede brindar el evangelio a nuestro país?
Dios es justo, el sigue reinando. Los malvados no prevalecerán ante su trono. Debemos mantenernos cautivados en la imaginación por Dios para tener valor de vivir para él y como él.
El mensaje de Dios fue fuerte, sin duda, ¡pero la esperanza anunciada también! Dios les habla de juicio, pero también de restauración. Juicio y restauración son dos palabras en boca de los profetas de parte de Dios. En capítulo 4 leemos:
v.1 En los últimos días,
    el monte del templo del
será puesto sobre la cumbre de las montañas
    y elevado por encima de las colinas.
Entonces los pueblos marcharán hacia ella,
    y muchas naciones se acercarán, diciendo:
«Vengan, subamos al monte del Señor,
    a la casa del Dios de Jacob.
Dios mismo nos instruirá en sus caminos,
    y así andaremos en sus sendas.»
Porque de Sión viene la instrucción;
    de Jerusalén, la palabra del Señor.
Dios mismo juzgará entre muchos pueblos,
    y administrará justicia
    a naciones poderosas y lejanas.
Convertirán en azadones sus espadas,
    y en hoces sus lanzas.
Ya no alzará su espada nación contra nación,
    ni se adiestrarán más para la guerra.
Cada uno se sentará
    bajo su parra y su higuera;
y nadie perturbará su solaz
—el SeñorTodopoderoso lo ha dicho—.
Todos los pueblos marchan
    en nombre de sus dioses,
pero nosotros marchamos en el nombre del Señor,
    en el nombre de nuestro Dios,
    desde ahora y para siempre.

Además, es Miqueas quien nos deja una hermosa promesa de un futuro rey para su pueblo. En capítulo 5 leemos lo siguiente:  
v.2Pero de ti, Belén Efrata,
    pequeña entre los clanes de Judá,
    saldrá el que gobernará a Israel;
sus orígenes se remontan hasta la antigüedad,
    hasta tiempos inmemoriales.
Por eso Dios los entregará al enemigo
    hasta que tenga su hijo la que va a ser madre,
y vuelva junto al pueblo de Israel
    el resto de sus hermanos.
Pero surgirá uno para pastorearlos
    con el poder del Señor,
    con la majestad del nombre del Señor su Dios.
Vivirán seguros, porque él dominará
    hasta los confines de la tierra.
    ¡Él traerá la paz!

Esta esperanza para Israel y todas las naciones es Jesús. Él es nuestra paz y nosotros, su iglesia, tenemos ahora la misión de comunicar el evangelio con palabras y hechos. Hablamos el mensaje: Dios se ha acercado, arrepiéntanse y crean. Pero debemos actuar acorde al evangelio. Jesús dijo: “Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo”. Debemos, por lo tanto, ser sal y luz. Sal para evitar  que la carne se pudra y luz para que otros encuentren al Señor. Si nos callamos y no hacemos nada somos igual de culpables que las personas contra las que profetizó Miqueas.
Que nuestra oración sea como la de Pedro y Juan después de enfrentarse a los líderes religiosos de su época:
Hechos 4: 29. Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales[s] y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo[t] Jesús. 31 Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.

          Hermanos, ¿Qué nos dice hoy el Espíritu a nosotros? Tal vez debemos arrepentirnos, tal vez debemos cobrar ánimo y valor. Tal vez debemos comenzar a decir y a hacerlo correcto.
Que el Espíritu de Dios nos ayude a nosotros también a hablar con valor la palabra de Dios en nuestra ciudad.
Amén.



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