Lecciones aprendidas sobre liderazgo
Ambas personas son amigos, él y ella. Les conocí en la congregación donde asistía en aquel entonces. De esta historia han pasado por lo menos cuatro años. En 2012 yo era un joven asesor inexperto en el ministerio estudiantil (COMPA). Parte de mi trabajo era presentar COMPA en iglesias e invitar a jóvenes cristianos a comenzar grupos de estudio bíblico en sus escuelas.
Él era parte del equipo de liderazgo de varias áreas de la congregación, por lo tanto una persona desenvuelta frente a grupos. Una persona interesante, buen lector y con intereses similares. Lo que de inmediato me brindó diversos puentes de conversación. Tenía un buen perfil para ser líder estudiantil y demostró interés. Por lo tanto invertí tiempo en intencional más nuestra amistad, conocerlo e invitarlo a eventos de formación locales y nacionales.
Ella es tímida. De las personas que siempre apoyan cuando lo solicitas pero alejada de los reflectores. Formaba parte del grupo de jóvenes y participaba de tareas menos "espectaculares" que la persona que describí inicialmente. Con ella también intencioné una amistad aunque no fue sencillo encontrar puntos de conversación. De primera vista no contaba con el perfil "deseable" de un líder de grupo de estudio bíblico. Aun así le invité a COMPA y le pedí a otra estudiante que la buscara para involucrarla más.
Con el tiempo él no se involucró y ella sí. Ella mantuvo su grupo de estudio bíblico por buena parte de su paso por la universidad. Al concluir se involucró como voluntaria por un año y hasta la fecha sigue vinculada al movimiento. Él con el paso de los años sí logró abrir un grupo con amigos y llegó a asistir a varios eventos de formación pero su paso por las filas del COMPA no dejó la misma huella.
La lección que aprendí de esta experiencia fue que mi "concepto" de liderazgo no debía estar relacionada con los "dones" o "habilidades" de las personas. Sino con su disposición y obediencia para amar, servir y aprender. Me sentí como Samuel, cuando es enviado por Dios a casa de Isaí para ungir uno de sus hijos como nuevo rey de Israel. El profeta se dejó llevar por las apariencias.
Él era parte del equipo de liderazgo de varias áreas de la congregación, por lo tanto una persona desenvuelta frente a grupos. Una persona interesante, buen lector y con intereses similares. Lo que de inmediato me brindó diversos puentes de conversación. Tenía un buen perfil para ser líder estudiantil y demostró interés. Por lo tanto invertí tiempo en intencional más nuestra amistad, conocerlo e invitarlo a eventos de formación locales y nacionales.
Ella es tímida. De las personas que siempre apoyan cuando lo solicitas pero alejada de los reflectores. Formaba parte del grupo de jóvenes y participaba de tareas menos "espectaculares" que la persona que describí inicialmente. Con ella también intencioné una amistad aunque no fue sencillo encontrar puntos de conversación. De primera vista no contaba con el perfil "deseable" de un líder de grupo de estudio bíblico. Aun así le invité a COMPA y le pedí a otra estudiante que la buscara para involucrarla más.
Con el tiempo él no se involucró y ella sí. Ella mantuvo su grupo de estudio bíblico por buena parte de su paso por la universidad. Al concluir se involucró como voluntaria por un año y hasta la fecha sigue vinculada al movimiento. Él con el paso de los años sí logró abrir un grupo con amigos y llegó a asistir a varios eventos de formación pero su paso por las filas del COMPA no dejó la misma huella.
La lección que aprendí de esta experiencia fue que mi "concepto" de liderazgo no debía estar relacionada con los "dones" o "habilidades" de las personas. Sino con su disposición y obediencia para amar, servir y aprender. Me sentí como Samuel, cuando es enviado por Dios a casa de Isaí para ungir uno de sus hijos como nuevo rey de Israel. El profeta se dejó llevar por las apariencias.
Hola estimado Abdel...Muchas gracias por compartir, tu historia sobre una de las tantas lecciones aprendidas con el caminar con otras personas. Sí, hay un tema que debemos seguir trabajando en nuestros contextos de fe y en la sociedad, es el liderazgo( Lider- siervo) En donde se nos invita a no protagonizar, si no servir a los demás como un estilo de vida que se alimenta desde nuestra espiritualidad en Jesús. Por otro lado, el reconocimiento de el liderazgo como un don de Dios, que esta para el servicio de los demás. En este caso me viene a la mente el libro de Romanos 12, en donde empieza Pablo hablando que cambia nuestra manera de pensar, para que cambien nuestra manera de actuar. Y que esta sea nuestro culto racional, pero allí desarrolla todo el tema de los dones. Y también hace mención del tema del don de liderazgo. Y en el pensamiento romano, el modelo de liderazgo estaba marcado con todo el tema de poder y de los políticos de ese momento. Pero el líder, es como quien dije una orquesta( en donde los demás tocan juntos en armonía. Pero el director los dirige. Y cuando hay un solista el director señala para que toque en la orquesta. El líder permite que los demás brillen, permitiendo y dando lugar a los donde del espíritu que sean manifestado. Este es el papel que Dios se glorifique a través de los donde que le ha dado a la iglesia como aquel o aquella, que tiene el don de dirigir. Que linda experiencia, que Dios nos ayude a ser la comunidad del Espiritu. Un abrazo.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente la experiencia que relatas, hermano. Por lo general, los y las que se quedan, se comprometen, crecen y dan fruto son quienes en un principio eran menos visibles, permanecían en silencio y a veces hasta expresaban temor. Me hace pensar que necesitamos ser muy sensibles al Espíritu de Dios para que nos guíe en nuestras decisiones.
ResponderEliminarEn el grupo estudiantil en Bogotá, a veces asignamos responsabilidades a personas que se veían muy carismáticas, fuertes, seguras, etc., y más pronto que tarde desaparecieron, dejaron abandonados algunos compromisos y dieron un mal ejemplo a los y las estudiantes... es delicado.