MUDANZAS PARTE 3: Hacer maletas
Es una locura. Hacer maletas es una actividad compleja en todo el sentido del término. En esta ocasión solamente podemos movernos con ropa y algunos artículos de primera necesidad, como nuestro moledor de café. Lo demás se queda o se vende. Llevamos toda la ropa y calzado en nuestras maletas, como caracoles.
Las últimas semanas me he dedicado a la venta de ropa y libros por internet (hasta una bicicleta). Ale y yo hemos hecho en ejercicio de limpieza de nuestro ropero:
-"¿Se queda?"
- "Sí"
- "¿se usó o se va a usar?"
- No
- "¿Se vende o se tira?"
- "Sí"
- "¿se usó o se va a usar?"
- No
- "¿Se vende o se tira?"
Hay ropa que no usamos o necesitamos y podemos sacar/vender. Este ejercicio ha sido una práctica que nos encamina a vivir una vida cada vez más sencilla y modesta. La ropa no nos define (además a mí la moda nunca me acomoda nada).
La última semana en nuestra casa está siendo llena de personas y despedidas. Queremos ver a todxs pero nos faltan días. Las despedidas vienen acompañadas de comida y bebida. Esto le agrega un toque sabroso a las reuniones. La comida al centro y la conversaciones al rededor, entre las personas. Ejercitando recuerdos y soñando con esperanza. No todo resulta tan agradable. Antes de partir necesitamos deja muchos trámites resueltos (incluso las cancelaciones de los documentos recientemente robados). Sin embargo, incluso en esto vemos el cuidado de de Dios y de las personas cercanas.
Hemos visto el cuidado de Dios en todo. Desde la provisión de nuestro nuevo departamento, el cuidado y resguardo de las cosas que dejamos, el ahorro de una mudanza interna, el cuidado y cariño de una comunidad conformada por familia y amigxs. Nos sentimos queridos y llenos de sus buenos deseos.
Ya no nos podemos detener. Algo nos empuja a salir y nos recuerda cuanto necesitamos este cambio.
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