MUDANZAS PARTE 4: Los últimos días

Se llega el día esperado y conforme el plan, previamente acordado, nos dispusimos a concentrarnos en las últimas actividades. Organizamos las despedidas. Nos concentraríamos un día completo a terminar las maletas. Oh, pero como muchas cosas en la vida, todo puede cambiar. Nuestra salida de Tijuana fue más agotadora de lo imaginada.

El domingo por la noche, después de despedir a nuestra familia y amigos, Alejandra se sintió mal del estómago. Aunque había despertado con un ligero malestar estomacal, éste no cedió en el resto del día. A las 9 de la noche llegamos a urgencias del IMSS (seguro social). Después de una espera breve ella fue atendida. A pesar de suministrarle medicamentos, el dolor no menguó y fue trasladada en ambulancia al hospital. Una vez, ahí el médico solicitó que se quedara toda la noche. Los síntomas apuntaban a una apendicitis. A la mañana siguiente el dolor disminuyó un poco, pero no desapareció. Motivo por el cual el médico solicitó un último análisis para evitar riesgos en el vuelo. Gracias a Dios se descartó apendicitis (y la cirugía). ¿Y el culpable del dolor? Una gastroenteritis aguda. El lunes a medio día estábamos de regreso en el departamento, desvelados y con la mitad de las maletas para partir a Vancouver al día siguiente.

Los cambios abruptos en los planes no son decisión nuestra pero sí  como los afrontamos. Antes que estar frustrado por el posible retraso del viaje, a mi me asustó la salud de mi esposa. La soledad de la sala de espera, fría e inhumana, me hacían orar y pedir al Señor salud para Ale.

En medio de las tragedias no estamos solos. Nunca. Dios siempre cuida de nosotros. Gracias por la atención del IMSS, la compañía de Samuel, las llamadas de la familia, las oraciones de lxs amigxs. Dios se está encargando de recordarnos que estamos en sus manos.

La mudanza programada para todo un día se redujo a una tarde. No pudimos hacerla sola. Después de esta experiencia me doy cuenta que muchas cosas no podemos hacerlas solos. Siempre necesitamos a las demás personas. Es un engaño pensar lo contrario.

Salir de Tijuana fue con dolores de parto. Una buena metáfora para el inicio de una nueva etapa.

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