Cierren los templos para actividades, por favor

Al menos en Baja California se emitió la recomendación del cierre de establecimientos: gimnasios, bares, escuelas, cines e iglesias. La medida intenta evitar una curva de contagio por Covid-19 que colapse el sistema de salud. 

Por responsabilidad social y por amor a nuestros vecinos,   nosotros, los cristianos-evangélicos, debemos evitar las reuniones masivas (la recomendación fue de no mayor a 10 personas). No se trata de poca fe, sino de solidaridad y responsabilidad con el otro. Que mejor forma de mostrar el amor de Dios que evitar convertir una reunión en un punto de contagio de 50 o 100 personas. En Francia una iglesia previo a la crisis reunió a más de 2 mil personas y se convirtió en uno de los focos de contagio más grande de ese país. Hay un caso similar en Corea del Sur y otros en España. ¡Qué vergüenza! Ser un foco de infección en lugar de uno de salud. 

Ya hay congregaciones que usan los medios virtuales para mantener sus actividades. Incluso en COMPA nos trasladamos al espacio virtual. Pero mañana tristemente habrá congregaciones llenas. Llamados desde el púlpito a no dejar de congregarse como prueba de fe. Líderes irresponsables que solicitarán a los feligreses mantener su asistencia de forma regular. Desafiando las indicaciones de la autoridad sanitaria pretenderán mostrar su fe y solo dejarán ver necedad e ignorancia. 

Desde pequeño siempre me provocó miedo la vida de los leprosos en el Antiguo Testamento. Se les obligaba a alejarse del campamento o la ciudad  para  vivir aislados. Las personas enfermas jamás volvían a ver a su familia, practicar su oficio ni presentarse en el tabernáculo o el templo. Dios impuso una cuarentena a esas personas, alejandolas del grupo mayoritario para evitar la propagación del contagio. Dios protegió a su pueblo mediante la cuarentena de los enfermos. La medida parece cruel, y no dudo que la fuera. Pero el texto mismo dice el proceso por medio del cual un enfermo sanado se reincorporaba a la vida social, política, cultural y religiosa.  En esos casos el sacerdote fungía también como médico, evaluaba al enfermo y su proceso de sanación, recetaba aislamiento o incorporaba a la comunidad. Cuánto necesitamos hoy a pastores-médicos también para cuidar el rebaño del Señor. 

Nuestro país no puede detenerse por completo porque millones de personas necesitan continuar yendo a sus trabajos. Ellas irán hasta el último momento porque de eso depende el ingreso familiar. 

¿Cómo muestras congregaciones pueden mostrar cuidado unos por otros en estás circunstancias? 

Que nuestros templos estén cerrados en este tiempo para evitar contagios masivos. La iglesia somos las personas y Jesús mismo está en medio de nosotros cuando 2 o 3 nos reunimos en su nombre. Mañana domingo, cómo el resto de la semana, el Señor está con nosotros, él lo prometió. Seamos creativos para ser iglesia en estás circunstancias. 


Levítico 13:46


Permanecerá inmundo todos los días que tenga la infección; es inmundo. Vivirá solo; su morada estará fuera del campamento.


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