Los fieles difuntos
Este 2 de noviembre de 2020 dolió más fuerte de lo normal para mí y mi
familia. En el transcurso del año sufrimos la pérdida de dos queridos amigos: Steve
Colby y Jonathan Ortiz. Este 2 de noviembre, día de los fieles difuntos, no
pude dejar de pensar en ellos. Como probablemente muchos no pudieron dejar de
pensar en sus seres queridos finados.
¿Por qué no nos enseñaron a lidiar
con la muerte? ¿Qué hace uno con las ausencias, los silencios, el dolor y los
buenos recuerdos de toda una vida?
Me detengo a pensar en Mister
Colby, en sus pasos rápidos corriendo de las escaleras a su cocina. Su alegría
y humildad. Su pasión por el Dios a quien con todas sus fuerzas sirvió. Para
Ale y para mí Vancouver jamás estará completo de nuevo por su ausencia. Tanta
alegría y generosidad mister Colby. A
mi llenaba de alegría verle una tarde en su jardín y 2 días después saberlo en
Ucrania, sonriendo, abrazado y abrazando a la comunidad. Nos quedó una cita
pendiente mister Colby, nos faltó esa
conversación contigo, Susi, Ale y Lu en Sudáfrica. Steve, gracias por volver a Canadá tan cálida.
Gracias por tantos aprendizajes en el aula de la vida doméstica. Tu vida está
cargada de buenos frutos, deliciosos y abundantes que siguen alimentando a los
vivos.
Y pensar en el buen lic Jona, o Tona para Lu. Tú me disculparás lic si mi altar nunca es lo suficiente para
usted. Pero con los buenos gustos que tenía, un altar así escapa a mi
presupuesto. Ya nos sentaremos en el Reino a degustar el fruto de la vid, el
destilado de malta y la pipa. Nos quedó corto el tiempo lic. A usted le llamaron a partir y a mí seguir aquí con el dolor
de su ausencia. Valle de Guadalupe se quedará esperando por usted hasta el día
de la resurrección, donde celebraremos la vida largo y tendido.
Entre cirios y cempasúchil, este día de los Fieles Difuntos traigo a mis amigos a la memoria. Así tal vez permanecen, al menos este día, más vivos que nunca en la memoria de quienes les amamos y extrañamos. Ojalá todo este pensar en ustedes no les incomode y les permita seguir descansando en paz.
Ustedes me recuerdan que somos de Cristo y seguimos siendo de él aún en la muerte, que si vivimos para él vivimos y si morimos, aun también para él morimos, porque somos del Señor.
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