"No tengan miedo, traigo buenas noticias que les darán mucha alegría a todos."

 Probablemente las noticias más esperadas por todo mundo sea el fin de la pandemia, el aislamiento social, la disponibilidad de la vacuna contra el virus o regreso a la vieja normalidad. No obstante no todas las buenas noticias son necesariamente nuevas. Hay algunas noticias antiguas, casi olvidadas, pero profunda y relevantemente buenas: "Dios no está molesto ni lejos, sino justo a nuestro lado, y en lugar de juzgarnos con severidad nos espera con sus brazos amorosos extendidos. Él dio el primer paso. Nos invita a estar con él, a conocerle, a ser renovados por su amor y participar con él en su mayor trabajo después de la creación: la renovación cósmica mediante Jesús."  Navidad es el recordatorio de buenas noticias. Buenas noticias. 

No tengan miedo, traigo buenas noticias que les darán mucha alegría a todos. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontrarán a un bebé envuelto en retazos de tela, acostado en un pesebre».

Tal vez esta temporada navideña nos brinde una oportunidad nueva de prepararnos para la celebración de la encarnación. Desde hace meses nos encontramos limitados en movilidad. La pandemia nos arrebató seres queridos, planes pretenciosos, empleos, e incluso salud física y emocional. Al grado de dejarnos desolados, incapacitados para hacer frente a las circunstancias de miedo, ansiedad, desesperación y muerte. Estamos desolados. Casi todo el año hemos estado bajo la amenaza constante, invisible y mortal de un agente infeccioso microscópico. Entre el caos chocamos de frente a nuestra propia fragilidad, ahí está, después de todo, a pesar de todos nuestros esfuerzos seguimos siendo mortales y dependemos tanto de otras personas como nos gustaría. La pandemia exhibe lo nocivo de subestimar nuestros propios límites. Buena parte del mundo está en jaque y nadie avizora la salida efectiva en el corto plazo.      


No tengan miedo, traigo buenas noticias que les darán mucha alegría a todos. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontrarán a un bebé envuelto en retazos de tela, acostado en un pesebre».


¿Cómo experimentar alegría después de tantas pérdidas? Hay una alegría enraizada en la historia de Dios donde podemos anclarnos en nuestra debilidad. La alegría de sabernos amados por Dios, acompañados por él y cuidados por él en vida o en la hora de nuestra muerte. Después de todo, "la felicidad", ese estado raro de la vida donde todo aparentemente es fácil, hay puras sonrisas, abundancia y placer no es real, sino una ilusión que impulsa nuestro instinto de consumo. Dudo que "Dios quiera que seamos felices así como el fin último de la existencia. Eso es muy egoísta. Entonces 
¿Qué alegría debemos experimentar? Nos encontramos perplejos como los pastores ante el anuncio de los pastores. ¿De qué se trata todo esto? Es la invitación a ir a los lugares menos esperados, los más humildes para encontrar a Dios en medio nuestro de maneras inesperadas: como un indefenso bebé recién nacido, envuelto en retazos de tela y recostado en el lugar donde comen los animales del establo.   

No tengan miedo, traigo buenas noticias que les darán mucha alegría a todos. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 
Shepherds at Bethlehem is a painting by Michael Torevell
Shepherds at Bethlehem is a painting by Michael Torevell 


A veces me sorprendo de las muchas ocasiones en las que me gustaría ver a Dios ejerciendo dominio del mundo como lo hacen los tiranos de la historia. Pues los tiranos aparentemente logran mover el mundo e imponer su "orden, paz y progreso". Pero Dios es asunto de otro costal. Porque como cantó una joven madre adolescente: 

Con su gran poder (Dios) ha hecho obras grandiosas:
    dispersó a los orgullosos que se creen mucho.
52 
Dios humilló a los gobernantes,
    y colocó en lugar de honor a los humildes.
53 
Les dio comida a los hambrientos
    y despidió a los ricos con las manos vacías.
54 
Vino a ayudar a su siervo Israel.
    No olvidó su promesa de mostrarnos compasión,
55 
tal como se lo prometió a nuestros antepasados,
    a Abraham y a sus hijos para siempre».

Navidad son buenas noticias. Este mundo en caos, que clama por redención tiene Rey. La humanidad, en cada caso en particular, tiene un Salvador. Hay esperanzas. Dios cumple sus promesas. La historia está en movimiento, aún con pandemia. Un Reino nuevo está entre nosotros y florece. Todo se dirige inevitablemente a la redención. Participemos de esta fe o no. 

No tengan miedo, traigo buenas noticias que les darán mucha alegría a todos. 

Alegría porque hay alguien que sufre con nosotros. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 

Alegría
porque no estamos solos en este mundo y su caos. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.  

Alegría porque  Dios no es un Dios de muertos. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 

Alegría porque nada nos puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 

Alegría porque Él secará nuestras lágrimas. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 

Alegría porque Él juzgará a los malvados, corruptos, destructores del mundo y explotadores de seres humanos. Hoy en el pueblo del rey David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. 

 Y todo esto porque un bebé recién nacido, envuelto en pañales y dormido en un pesebre nació, murió y resucitó. Así nos encontramos estupefactos viendo la escena, preguntándonos lo mismo que Juan da Fidanza: "¿Es posible que este niño que llora sea Dios?" 


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