Razones no populares por las que orar
Delante de mi caminan tal vez de regreso a su casa diferentes
grupos de universitarios, cada conversación que entablan y aquello que se puede
leer en sus miradas es distinto. Algunos sueñan el mundo, otros cansados van
organizando el tiempo y otros se pasean trayendo a la memoria alguna hora del
día. Es el día apartado para comer y orar en al universidad. ¿Cómo orar por los
estudiantes? ¿Por qué oran ellos en la universidad?
David en el Salmo 139 inicia reconociendo la obra de Dios en
quien es Tú me sondeas y me conoces y lo que hace Tú sabes si me siento o me levanto. David repite esa idea
inmediatamente después, conoces mis
pensamientos y distingues si camino o
reposo, todo él le es conocido a Dios, aún
la palabra no dicha.
A partir de reconocer que nada suyo le es oculto al Señor se
dedica a reconocer el trato personal que Dios tiene con él. Me rodeas (v. 5), me guías… me controlas
(10).
Si eres buen observador abras notado que hasta esta parte
todo gira entorno a “mí”, por lo que podríamos suponer con toda confianza si
acaso David no es egoísta al centrar toda la atención de su oración en él (como
algunos hacemos), dejando a Dios como un mero satélite suyo. ¡De ninguna
manera! Pienso que este “mí” de David se refiere más a un sinónimo de “yo” que
una declaración de pertenencia como de “mi propiedad”, tal vez el sentido
correcto sería decir: “Tú sabes lo que yo hago… yo soy guiado por ti, etc.”.
Esto se aclara en el v. 6, en donde el mismo David deja establecida las
diferencias y pertenencias. Me supera
este saber admirable, tan elevado que no puedo entenderlo. O en otras
palabras: Yo estoy admirado de ti Dios y no alcanzo a entender tu poder. Yo,
como el ser humano limitado, él, como Dios.
A partir de ahí se pregunta si acaso hay un sitio lejos donde
Dios no pueda encontrarle: el cielo, el
reino de los muertos, el oriente u occidente y llega a la conclusión de que
no, no se puede escapar de Dios, allá, en lo lejano, aún hasta allá el Señor lo
guía. ¿Qué le puede esconder de Dios? Nada, la noche es luminosa como el día, como la luz la oscuridad.
Después el salmo cambia de tono, regresa a ver a Dios: tú me creaste… tú nada desconocías de mí, reconoce
que Dios le conoce, está presente antes de nacer, mientras es formado en el
vientre materno, su vida y su fin. Tus
ojos veían como me formaba…. Tus pensamientos…
David vuelve a alabar a Dios por esto: v.14 Te alabo, pues me asombran tus portentos. Termina con una
declaración de ternura exquisita que oro para que sea mi oración y sentir
también (y el tuyo): “…yo me despierto y tú sigues conmigo”.
Después hay un cambio brusco en el texto, ¡Oh Dios, sí destruyeras al impío! ¿Cómo
es que David viene diciendo tan bellas palabra y de repente aparece esto? Lo
cierto es que está en persecución y que nuestros compañeros de la universidad
viven contrario a los mandamientos de Dios. ¿Pero este salmo enseña a orar así
por ellos? De ninguna manera, si volvemos a leer esto no es una declaración o
exhortación a los impíos, David no se está poniendo de pie frente a todos ellos
para dirigirles estas palabras, las está orando a Dios. A ese Dios que reconoce
que todo lo sabe y está en todas partes y que ahora reconoce como santo y
justo. Esto del carácter de Dios lo hace sentir y orar a él esperando su
accionar, es una rabia que expresa la necesidad de ver la justicia de Dios en
la tierra. Leamos más adelante, los impíos no obran mal contra David, sino
contra Dios mismo v. 20. Enemigos que te
injurian… que juran falso contra ti; v. quienes te odian… tus enemigos; y por
cuanto ellos viven contra Dios, él pide v.19 que se alejen de él y v.22 son sus
adversarios.
Con todo eso, el salmo termina haciendo unas últimas
peticiones, ¿Qué pedimos cuando oramos? Sondéame, conoce mi corazón, pruébame, penetra mis pensamientos.
Mira
si me conduzco mal y guíame por el
camino eterno.
Si eres buen observador verás que se repite 9 veces la idea Dios
conoce, los verbos se repiten en distinto sinónimos: v.1 sondeas, conoces, v2. Sabes,
conoces, v.3 distingues, v.4 conoces, v.5 saber admirable, v. 15 nada
desconocías, v.17 profundos pensamientos. A pesar de eso, al fina pide que él
Señor continúe esto mismo: sondéame, conóceme y no sólo eso, pide
ser probado y guiado al camino del bien.
¿Por qué oramos? ¿Qué pedimos de parte de Dios?
Reflexionemos….
¿Cómo es una vida que reconoce que todo lo que somos, hacemos,
pensamos, a dónde vamos y nuestra vida misma antes de nacer es conocida por
Dios? Dios nos ve, nos conoce, no podemos escondernos de él…
¿Qué pedimos a Dios en nuestras oraciones? Fortuna, salud,
amigos, pareja. La vida de David, que amaba al Señor y entendía su vida en
función de eso, su mayor temor era apartarse del camino recto de su Dios, por
eso termina orando, sondéame, conoce mi
corazón, pruébame, penetra mis pensamientos; mira si me conduzco mal y guíame
por el camino eterno.
¿Podremos orar así sin temor a lo que Dios encuentre en
nuestro corazón? Esta es la oración del que reconoce su condición y se deja
ver, porque nos ocultamos tan bien a nosotros mismos que ya no vemos y
necesitamos la intervención divina, es el Espíritu el que nos sondea y nos
lleva al arrepentimiento.
Oro por nosotros, que podamos orar pidiendo esto, que nos dejemos
ser sondeados y conocidos por Dios hasta lo profundo de lo que somos (corazón y
pensamientos), que podamos permanecer fieles cuando seamos probados y aceptemos
la corrección amorosa de Dios que nos conduce por el camino eterno.
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