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Mostrando entradas de julio, 2010

Uno de mis autores favoritos

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Me gustan los textitos de Monterroso porque tienen la cualidad de decir mucho con pocas palabras y para colmo todavía te dejan pensando... aquí les dejo uno de mis favoritos. Les recomiendo La Oveja Negra y demás fabulas, que es el libro donde está la que aquí dejo: El mono que quiso ser escritor satírico Augusto Monterroso En la selva vivía una vez un Mono que quiso ser escritor satírico. Estudió mucho, pero pronto se dio cuenta de que para ser escritor satírico le faltaba conocer a la gente y se aplicó a visitar a todos y a ir a los cocteles y a observarlos por el rabo del ojo mientras estaban distraídos con la copa en la mano. Como era de veras gracioso y sus ágiles piruetas entretenían a los otros animales, en cualquier parte era bien recibido y él perfeccionó el arte de ser mejor recibido aún. No había quien no se encantara con su conversación y cuando llegaba era agasajado con júbilo tanto por las Monas como por los esposos de las Monas y por ...

Camino y sombra

A mí Dios no me dio “grandes dones” (más guapo, más listo, más fuerte, más dedicado, más culto, más…), no sé, tal vez no me los dio porque no quiere que sea un “gran hombre”, sino solo un hombre, un buen hombre, y para eso me llamó a conocer a su Hijo. Con el fin de aprender lo que eso realmente significa, dejar las cosas que están de más y caminar junto a él por las veredas que él me guíe… su gracia en mí supera todas mis deficiencias y flaquezas, y su amor me llena de sus cualidades y en el camino me lleno de gozo al ver que mi sombra proyectada en el camino es igual a la de Jesús, ¡entonces sé que soy pleno! …pero después de todo el Señor tiene misericordia, ¿no es así? Por eso me obsequió su Palabra para el camino, un poco de curiosidad, gusto por la fotografía y las letras…

Entre calles y banquetas

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Dios anda la ciudad Pero no visita las iglesias Lo alcancé a ver de paso, Se inclinó en medio de la banqueta aglomerada hasta donde un niño, Le sonrió como dos amigos qu e se c onocen de años, Ante mi sorpresa No di crédito a lo que vi, Al Señor, con sus manos heridas, Acariciando aquellas mejillas. ...y nosotros que pensamos que todo se soluciona con algunas monedas