Entradas

Mostrando entradas de julio, 2018

El primero año de Luciana

Imagen
Llegar a este 27 de julio de 2018 es una gran alegría y celebración. Alejandra y yo festejamos el primer cumpleaños de nuestra hija, celebramos que ella y nosotros hemos sobrevivido a este tiempo. Decir: un año, es fácil y rápido, incluso al escribirlo es una frase pequeña, pero contiene una profundidad inagotable, como el amor. Un año de esta aventura de la paternidad y la maternidad compartida, que en términos prácticos significa: amor, ternura, presencia, servicio, aprendizaje, trabajo en equipo, cansancio, creatividad, asombro y mucha gratitud. La vida cambia con los hijos, no para “bien” o para “mal”, pues casi siempre esas categorías se definen a partir de nuestro egoísmo y comodidad, y no es así.   La vida es un regalo,   Ale y yo estamos profundamente agradecidos por abrirnos a la posibilidad de tener una hija y nos sentimos profundamente conmovidos por recibirla.   La vida nos cambió con Luciana porque hay una presencia nueva entre nosotros, una risa y...

Dios en el día mundial del refugiado

Imagen
Conocí a un par de hombres en un albergue en Tijuana. Ellos son yo. Yo soy ellos. Un albergue es un lugar donde las personas que llegan son puestas a prueba. En el albergue hay lugar para quienes necesitan ayuda. Ir un albergue es el reconocimiento de la incapacidad por resolver determinadas necesidades básicas. Asistir es lo mismo a pedir ayuda. Es más que eso. Se trata de dejarse ayudar. Todavía más profundo. Las historias de hombres que acuden ahí por ayuda. Los hombres con quien conversé son vulnerables y reconocen su vulnerabilidad. No por eso son menos “hombres” pero sí están en proceso de ser menos “machos”. Tal vez en esa vulnerabilidad reconocida, asumida y sufrida, están en un mejor camino a algo que bien podría llamarse masculinidad. Conversé con Juan y Luis [1] . La historia de Juan es similar a la mía. Padre de un bebé de casi la misma edad que la mía. Cuando hablan de su esposa e hija su rostro brillaba e imaginé que así brilla el mío cuando hablo de Ale o Lucian...