Reconciliándome con mis manos
Hay tantas oportunidades donde fundamentar tu identidad y todas ellas tan frágiles y efímeras; como “maldecidas” por un mundo líquido donde aparentemente ya nada es sólido ni puede permanecer. Como cristianos estamos inmersos en un contexto histórico específico, también somos “hijos o hijas de nuestro tiempo” y siempre necesitamos a las demás personas para que nos dejen ver nuestros puntos ciegos. Para mi este tema de la identidad salió a colación en este tiempo en Vancouver. El fin de semana conversaba con Arturo Nacho, de Bolivia, sobre su experiencia como migrante en Canadá y la charla, a pesar de ser breve, me animó a escribir lo que ya llevaba procesando en la cabeza. La historia comienza así… Antes de venir a Canadá trabajaba como profesor en un colegio jesuita y además tenía una responsabilidad administrativa. Dicha responsabilidad incluía dar clases, coordinar eventos, reuniones, gestionar procesos, permanecer rodeado de personas y con capacidad de tomar decision...